Tuve la oportunidad el otro día de entrevistar para MARCA a Germán Lux, uno de los jugadores más en forma del Deportivo en este inicio de Liga. Tenía ganas de hablar con él porque la vida le ha cambiado mucho en tan sólo un año. Ha pasado de estar cuestionado, de que incluso se pensase que no tenía nivel para jugar en Primera División, a ser uno de los grandes responsables de los dos primeros empates ante la Real Sociedad y el Valencia, gracias a algunas paradas de mucho mérito. Preguntado por ese giro de 180 º, Lux lo tenía claro: «el fútbol son momentos».
Mucha razón tiene el portero. La confianza es la base de un buen rendimiento. Se puede ser bueno, pero como te empiecen a surgir dudas sobre tus cualidades y tengas miedo a fallar, parecerás una caricatura de ti mismo. Y todos se echarán encima y te criticarán sin piedad. Así está montado este ‘circo’. Vales tanto como tu último resultado. Y muchas veces, cuando opinamos, nos olvidamos de analizar más allá del rendimiento inmediato y las razones que pueden llevar a un jugador a bajar su nivel en pocos meses. No se si es justo o no, posiblemente no lo sea, pero esto quizá haga del fútbol el deporte rey. Todos tenemos la sensación de que sabemos mucho y que podemos opinar con argumentos sólidos y sensatos. Y que esto dure mucho, porque provoca que sea un espectáculo que mueve miles y miles de millones de euros, y que la táctica de tal o cual entrenador sea motivo de discusión en el bar tomando una caña. El futbolista es consciente de esto y lo asume como propio de su profesión, aunque muchas veces no está de acuerdo con las críticas o las considere desmesuradas.
En el caso concreto de Lux, por ejemplo, su mal inicio de Liga fue muy parecido al del equipo en general, que también empezó de forma pésima. Además, estuvo lesionado gran parte de la pretemporada, haciendo que llegase al debut en un estado de forma muy mejorable. Por si fuera poco, los porteros, en general, tienen más problemas para adquirir ritmo de competición. Jugar contra equipos de mucho menos nivel hace que apenas tengan que intervenir, siendo muchas veces un mero espectador de los partidos. Todo esto puede explicar el mal momento que atravesó Lux hace doce meses. Se pidió su salida del equipo de forma casi unánime. Había que buscar un revulsivo y Víctor Fernández empezó por la portería. Salió Fabricio y aprovechó su momento. Ahora el momento es el de Lux, que ha recuperado la confianza en si mismo.
La paciencia no es habitual en el fútbol. Los protagonistas lo saben. «El fútbol son momentos». La vida, seguramente, también.