Andalucía medirá el nivel del Deportivo tras el triunfo en el derbi ante el Racing de Ferrol. El conjunto de Idiakez se mide este sábado al Granada CF en un estadio de Los Cármenes que empieza a arquear la ceja ante su equipo. Porque el cuadro nazarí, uno de los grandes ‘cocos’ de la categoría ha empezado la temporada con el pie cambiado.
Tras su descenso el pasado curso, el bloque rojiblanco contaba con iniciar el curso demostrando desde el principio que iba a imponer el ritmo en la zona alta. Pero nada más lejos de la realidad. En sus dos encuentros como local, el Granada CF ha sumado cero puntos. Tan solo el triunfo intermedio en A Malata, para poner fin a una racha de más de 15 meses sin ganar a domicilio, ha evitado que todas las luces de alarma estén ya encendidas en tierras granadíes.
4 goles encajados a balón parado, 5 en total, sonrojan a un equipo con muchísimo talento y capacidad para generar situaciones de gol pero que, por el momento, acumula una enorme fragilidad en las transiciones defensivas, sumada a enormes desatenciones en el área propia. El Granada CF ha sido un equipo tan alegre como poco expeditivo. Y así, sobre todo si tampoco sobresales en cuanto a acierto ofensivo, es tremendamente complejo competir.
El bloque dirigido por el joven Guillermo Abascal es un gallo que en estos albores de la competición ha visto cómo le han desplumado Albacete y Huesca. Y de cara al partido contra el Dépor llega todavía sin más plumas. En esta ocasión, por un ‘virus FIFA’ que se ha llevado al mediocentro Martin Hongla, al extremo Giorgi Tsitaishvili y al delantero Myrto Uzuni.
A pesar de estas importantes bajas y de los problemas musculares del polaco Kamil Jóźwiak, el técnico sevillano tiene dónde elegir en su vestuario. Porque en el último encuentro, futbolistas como el pivote Sergio Ruiz, el joven extremo Pablo Sáenz o el punta Shon Weissman partieron desde el banco. El trío apunta a titular, salvo que Abascal apueste por ejecutar una revolución con el fin de encontrar la tan necesaria como demandada reacción de sus pupilos.
El Granada CF, un equipo ofensivo
De no hacerlo, el técnico repetirá nuevamente con un bloque que se estructura a nivel ofensivo en un 4-3-3 asimétrico, ya que la figura del teórico extremo zurdo la ocupa un segundo punta más móvil, que suele caer a ese carril. En casa fue Uzuni y a domicilio Weissman, por lo que la baja del albanés podría devolver a la titularidad al israelí junto al ariete Lucas Boyé.
El argentino, hasta hace bien poco uno de los ‘9’ más codiciados de Primera División, no pasa por su mejor momento, pero es un auténtico dolor de muelas. Rematador y muy poderoso en los duelos, es una referencia no solo en el área, sino en los apoyos para un Granada que trata de filtrar mucho pase interior. No es para menos teniendo en cuenta que posee dos cerebros con un talento en la dirección de juego de superior categoría: Gonzalo Villar y Manu Trigueros.
Ambos conforman un mediocampo de tres futbolistas con mucha libertad en fase ofensiva para ubicarse y repartirse espacios. El camerunés no estará y en su lugar es probable que entre un Sergio Ruiz que el pasado curso fue uno de sus mejores jugadores en Primera y que añade ida y vuelta al equipo, aunque también puede definirse en un rol más posicional para dar equilibrio.
Ese equilibrio es precisamente el maná que busca el Granada CF y que no ha encontrado. El hecho de contar con laterales con una importante proyección ofensiva como Ricard Sánchez y Carlos Neva (y lanzarlos arriba), además de la tendencia colectiva a jugar mucho por dentro pero con más verticalidad que paciencia le ha llevado a descompensarse mucho. El bloque nazarí busca ser agresivo con y sin balón, pero eso le lleva a desprotegerse y a sufrir. Y si no, que le pregunten a Pablo Insua y Miguel Rubio.
Los centrales del conjunto andaluz han tenido mucho trabajo, sobre todo en estos primeros dos partidos a domicilio. Quien lo ha pagado especialmente es el ex del Dépor, al que defender tan expuesto y corriendo hacia atrás no le beneficia en absoluto. Rubio, mucho más poderoso, ha ido solventando la papeleta, aunque tampoco ha vivido cómodo.
A este escenario de escasa protección sobre la meta de un Luca Zidane que a su gran juego de pies parece haber añadido seguridad con las manos en los últimos cursos se le suma la escasa garra defensiva que el equipo ha exhibido. Un condicionante fundamental y cristalizado en las numerosas desatenciones en el balón parado que han costado goles y puntos.
Son los defectos de un equipo que quiere presionar arriba, pero ante el que el Huesca logró progresar por fuera, aprovechándose de su tendencia a cerrarse mucho sin balón a partir del 4-4-2 y de las dificultades de Trigueros para abarcar terreno partiendo desde la izquierda. Si el Dépor logra explotar esas dificultades y protegerse bien ante el enorme talento que acumula el Granada CF, tendrá mucho ganado para arrancarle alguna pluma más al gallo de la categoría.