Un triunfo vital para no empezar a navegar en un mar de dudas. Pero un triunfo escueto tanto en el marcador, como en los argumentos. El Deportivo 1-0 Racing de Ferrol fue el peor de los tres partidos que el conjunto herculino ha disputado hasta la fecha. Ante un rival que enseñó las carencias con las que todavía tiene que lidiar en este inicio de temporada tras su exitoso curso pasado, el Dépor sufrió para imponerse. Lo hizo gracias al talento de un Yeremay Hernández que estuvo por encima de la pizarra y del orden establecido en un choque plano y de baja calidad.
Porque el talento siempre aflora, incluso aunque no esté potenciado. Y ese ramalazo de brillantez, unido a otras muchas jugadas del ’10’, fue suficiente para conceder al Deportivo una victoria inconexa. Inconexa no solo por las dificultades que los futbolistas blanquiazules tuvieron para tejer redes de asociación y fluir como colectivo, sino también en cuanto a que parece difícilmente replicable, de proseguir con el plan establecido por Idiakez en el duelo entre vecinos.
Sé adónde quiero ir, pero no cómo llegar
Imanol sorprendió a todos -incluso al Racing de Ferrol- con la alineación. La elección de nombres hacía pensar que el técnico vasco volvería a apostar por Villares como lateral derecho y Mario Soriano de mediocentro al lado de José Ángel, como ya hizo en la segunda parte de El Alcoraz, de manera acertada, para cambiar la tendencia del choque.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El preparador guipuzkoano apostó por mantener el doble pivote Villares-Jurado, lo que conducía a Ximo Navarro a regresar a puesto natural de lateral derecho… y a Mella a ocupar el lateral zurdo. Sin el santiagués en el extremo diestro y con dos mediapuntas como Soriano y Lucas en el once, el plan del staff técnico deportivista pasó por reubicar a Yeremay en la el extremo derecho y tirar, de inicio, al costado izquierdo a un Mario Soriano.
Sobre el papel, el planteamiento obligaba a jugar a Mella fuera de posición, a Yeremay en un perfil en el que se siente mucho más incómodo y dejaba a Mario Soriano sin la libertad total con la que venía actuando en estos dos encuentros. A cambio, Imanol ganaba la -necesaria- figura de un ariete puro, devolvía a Ximo a su banda natural y no tocaba un doble pivote que, pese a sus ciertas dificultades creativas, le ofrece garantías a la hora de estar protegido en transición defensiva.
Pero una cosa son las teóricas posiciones de partida y otra muy diferente el rol y las movilidades de los futbolistas. Porque lo que parecía un 4-2-3-1 acabó convirtiéndose en ataque en una línea de tres futbolistas en inicio de juego (Ximo, Vázquez y Martínez), con los dos mediocentros por delante y dos mediapuntas: Soriano y Lucas se movían en el carril central a una altura superior, cada uno partiendo desde un perfil diferente. Barbero era el encargado de estirar al equipo fijando a la última línea del Racing, mientras que Yeremay, muy pinchado a banda derecha, y Mella también abierto y que cogía altura en función de la situación del balón eran los encargados de dar amplitud.
Así, con su plan, Idiakez buscaba generar un cuadrado en el centro del campo con el que obtener superioridad contra los dos mediocentros de un Racing de Ferrol que, como se esperaba, se estructuró a nivel defensivo en 4-4-2 y se situó en un bloque medio-alto. Con esta predisposición, el rival tenía dos soluciones: o conceder pases interiores o priorizar cerrar esos pasillos a costa de hacerse más estrecho. Como es lógico, el Racing eligió la segunda opción, pues siempre es preferible conceder los espacios más alejados de tu propia portería. Ahí entraba la alternativa local: encontrar en situación de ventaja a Mella y a Yeremay. Un escenario idílico, pero que apenas se dio.
Porque el Deportivo tenía claro adónde ir. Bien por dentro con las recepciones de Mario y Lucas, bien por fuera conectando con Yere o Mella. Esa era su meta para poder encontrar las superioridades desde las que hincar el diente al cuadro departamental. Pero le faltaron recursos y, sobre todo, inspiración para poder llegar a la casilla definitiva desde la que amenazar de verdad.
Puede que fuese por la prudencia para no perder balones y sufrir contragolpes, por la racha de dos partidos perdidos o, simplemente, porque no fue un buen día en cuanto a creatividad. Lo cierto es que el Deportivo estuvo espeso. El equipo deportivista apenas encontró sociedades. Con Soriano y Yeremay en extremos opuestos del campo, el madrileño tampoco logró hacerse visible para Jurado. No ayudó su mal día individual, pero tampoco la falta de atrevimiento del Deportivo a la hora de buscar pases profundos progresivos, pues sí dio la sensación de que el Racing no terminaba de referenciar bien al ’21’.
Todo fue muy corto y horizontal, a través de asociaciones cercanas y poco dañinas, o excesivamente largo. Porque sí, cuando el Dépor no encontraba el camino, acababa buscando o bien a Barbero para la disputa aérea o la pelea al espacio, o bien a Mella y Yeremay. Pero lo hacía con cambios de orientación demasiado evidentes, sin mover previamente al bloque rival y, por tanto, fácilmente defendibles a pesar de los intentos de aclarado del Dépor.
Tan solo un envío milimétrico, como el de Jurado a Mella en torno al ecuador del primer tiempo, podía provocar esa ventaja que la circulación de bajo ritmo y menos ideas del Deportivo era incapaz de generar. Los apenas 7 remates locatarios en el primer tiempo sumaron 0,25 de xG (según Opta) y no hicieron trabajar a Chus Ruiz. Un dato que evidencia el atasco. El Dépor no sabía cómo hincar el colmillo. Era un equipo sin sociedades y, por lo tanto, inconexo.
El atrevimiento
La mezcla de ofuscación y un plan con sentido pero que optimizaba poco a sus mejores futbolistas conducía al Deportivo a la nada en ataque. Faltaba atreverse. Y el equipo se quitó algo las cadenas tras el intermedio. Soriano ya no jugaba casi en paralelo con Lucas y prácticamente pasó a ejercer de enlace con el doble pivote, con el de Monelos fijando a los centrales y a Manzanara, algo más arriba junto a Barbero.
Pero lo que finalmente resultó diferencial fue el descaro de Mella y Yeremay. El zurdo había tenido en la primera mitad en varias situaciones con cierta posibilidad de encarar a Buñuel gracias a la movilidad de Soriano que arrastraba a Dorrio hacia dentro. Pero entre que no terminó de decidirse cuando pudo y que sus compañeros dudaban a la hora de entregarle rápido el esférico, apenas pudo hacer daño.
Sin embargo, al inicio del segundo tiempo, recibió abierto y pese a tener en su sector una situación de cuatro contra dos en contra, se fue hacia delante. Marcado por Dorrio y con Delmás -sustituto del lesionado Buñuel- por detrás, Mella encaró hasta forzar un córner que, tras una buena acción ensayada, acabó de nuevo en la esquina con Lucas y Yeremay como protagonistas. El ‘7’ trazó un desmarque dentro-fuera con el que limpió el camino hacia dentro al canario, que encaró y se fabricó una posición de chut. Su remate, no del todo limpio, fue lo suficientemente bueno como para superar la tardía reacción de Ruiz y acabar siendo el Deportivo 1-0 Racing de Ferrol.
El atrevimiento desnivelaba un partido al que el Deportivo no había sido capaz de meterle mano desde lo colectivo y que tampoco logró domesticar ya a favor de obra. Porque el cuadro herculino no fue capaz ni de tenerla para juntarse, hacer correr al rival y estar bien preparado para la pérdida, ni de dañar cuando tenía espacio para ello. No era el día y solo el oxígeno que dio la entrada de Bouldini como referencia para el juego directo le permitió vivir algo más tranquilo hasta el tramo final, sin hundirse.
Defender el área: esta vez sí
Si en el debe del Dépor estuvo un juego ofensivo que fue mucho menos fluido que ante el Oviedo y el Huesca, en el haber blanquiazul se queda la defensa del área. El cuadro coruñés llegaba al duelo después de haber concedido tres goles por acciones individuales y colectivas altamente evitables y el balón parado como cuenta pendiente. No era precisamente el Racing el mejor rival para quitarse los complejos.
Pero lo cierto es que entre los 7 córners y las múltiples faltas y saques de banda que el cuadro de Parralo colocó en los dominios de Helton Leite, el conjunto ferrolano tan solo fue capaz de rematar cuatro. Ninguno de ellos con peligro real, a pesar de que todos llevaron la firma de un Naldo bien incordiado por Pablo Vázquez.
Así, la entrada del gigante Leite bajo palos permitió a Idiakez modificar la defensa de los saques de esquina. Vázquez, habitual defensor en zona de la frontal del área pequeña pudo pasar a implicarse en el marcaje individual y pegajoso a Naldo, toda vez que el dominio aéreo de Helton provocaba que el Deportivo no tuviese que proteger las inmediaciones de su arco con más futbolistas.
Pero más allá de las acciones a balón parado, el Dépor también estuvo muy bien en las situaciones de centro lateral en juego abierto. El conjunto deportivista se supo proteger ante una de las acciones con las que el Racing de Ferrol hace más daño. A pesar de que en el primer tiempo la banda de Mella fue, por momentos, una autopista ante la escasez de recursos defensivos que tiene interiorizados el ’17’, los dos centrales firmaron un partido muy bueno tanto en las coberturas como en la defensa del centro. Sus 10 despejes (6 Vázquez y 4 Martínez) no hacen sino refrendar esta afirmación.
El nivel se mantuvo también en la segunda mitad, cuando Mella se ajustó más pero el Dépor se descosió alguna que otra vez por sus malas posesiones que acabaron en pérdidas peligrosas. Ahí, entre la falta de clarividencia en el tercio definitivo de los futbolistas del Racing, las piernas de Villares (por eso jugó de mediocentro) y el gran trabajo de la línea defensiva a la hora de manejar alturas y orientaciones corporales reculando, el equipo logró que el debut de Helton Leite dejase más recuerdo por sus gestos que por sus paradas.
Y así, el colectivo blanquiazul amarró un Deportivo 1-0 Racing de Ferrol que es una victoria inconexa. Porque sobre el juego que dejó parece difícil construir, pero es tremendamente necesaria como gasolina para seguir evolucionando como equipo sin dudas ni urgencias.