Sigue la nueva sección de Riazor.org. En ella destacaremos un futbolista de la plantilla a la que se enfrente el Dépor esa jornada. No tiene por qué ser el mejor, tampoco el más guapo ni el más rico.
Sobre Sergio García de la Fuente (Barcelona, 9 de junio de 1983) pesa una maldición que lo acompañará durante el resto de su carrera futbolística. Desde su debut con el F.C. Barcelona en el 2003 suma tres descensos con equipos diferentes (Levante UD, Real Zaragoza y Real Betis Balompié), lo que provoca que sea conocido por muchos como el ‘gafe del fútbol español’.
Este joven delantero tuvo un inicio de carrera más que prometedor. 34 goles en 59 partidos con el Barcelona B en la Segunda División B que le sirvieron para debutar con el primer equipo bajo las órdenes de Frank Rijkaard. Pero Sergio García no llegó a convencer al técnico holandés, por lo que buscó su futuro fuera de la ciudad condal con el fin de poder demostrar su valía. Es en ese momento cuando empieza su periplo por tres ciudades bien distanciadas, las cuales vivieron uno de los peores momentos de su historia.
El catalán experimentó los tres descensos que pesan en su carrera en tan solo cinco años, ya que militó en el Levante, Zaragoza y Betis entre el 2005 y el 2010. Una temporada como cedido en el club valenciano, tres en el equipo maño y dos en el conjunto verdiblanco antes de recalar en el Espanyol, en donde juega desde la campaña 2010/2011. Fue esa fama de gafe la que provocó que muchos aficionados pericos se mostrasen reticentes a la hora de conocer su fichaje, una operación que costó al club catalán un montante cercano a los 1,8 millones de euros.
La realidad es que la aportación de Sergio García ha estado lejos de lo que demostró en su etapa en el filial blaugrana, siendo su olfato goleador lo que más se le echa en falta. Tan sólo en su última temporada en el Betis, ya en Segunda División, fue capaz de sobrepasar la barrera de los diez goles al marcar una docena en los 34 partidos que jugó. Una carencia ofensiva que le impide dar ese salto que se esperaba de alguien que apuntaba mucho más alto en sus primeros años. Desde su llegada al Espanyol sigue sin ver puerta con tanta facilidad, aunque ha explotado otras facetas de su juego mostrándose más dispuesto a combinar con los compañeros. De hecho esta temporada se está entendiendo a la perfección con Stuani, siendo una de las parejas atacantes más efectivas.
Con todo, y a pesar de esa mala fama que le perseguirá hasta el día de su retiro, el delantero puede presumir de haber entrado en la historia del fútbol español. Y es que en su palmarés personal figura la Eurocopa del 2008, ya que fue parte de la plantilla que bajó las órdenes de Luís Aragonés enamoró a toda Europa. Incluso jugó los noventa minutos del intrascendental encuentro ante de Grecia, el último de la fase de grupos, en el que dio una asistencia de gol a Dani Güiza.