A menudo, la salida de un entrenador y la consecuente entrada del sustituto es sinónimo de modificaciones en la dinámica del equipo: desde el once inicial hasta las convocatorias, pasando por cambios de sistema o hasta rutinas de entrenamiento. Clarence Seedorf aterrizó en A Coruña para convertirse en el tercer entrenador de un Dépor sumido en el pozo de los puestos de descenso. Era cinco de febrero y en las 22 jornadas disputadas hasta esa fecha, el cuadro herculino había presentado varias constantes. Una de ellas era la presencia de Celso Borges en el once inicial. Con la llegada del técnico neerlandés, eso cambió, y el costarricense desapareció de los planes. Al menos, en los últimos dos partidos.
Tanto con Pepe Mel como con Cristóbal Parralo, Borges había sido un fijo en las alineaciones. Solo se había perdido dos jornadas: la tercera en Riazor frente a la Real, donde el tico fue relegado al banquillo en favor de Pedro Mosquera; y la 22ª, curiosamente frente al mismo rival, y esta vez por obligación, tras ser expulsado en la jornada anterior. En los veinte partidos restantes, había disputado una amplia cantidad de minutos, siendo titular en diecinueve.
En un Dépor con dificultades para ver puerta, Celso era en cierto modo el mejor argumento para pisar el área rival, el mejor llegador. Esta virtud le valió para sumar tres goles y una asistencia. Además, su poderío por alto le convirtió en el jugador de LaLiga con más incidencia en el juego aéreo de su equipo. Sin embargo, desde la llegada de Seedorf, su rol ha cambiado. Ante el Betis, entró al campo a los dieciocho minutos, por lesión de Valverde, y desde entonces parece relegado al ostracismo. Nueve minutos frente al Alavés y una suplencia el pasado viernes ante el Espanyol, semejan un pobre bagaje para un futbolista que, a lo largo de la temporada, había sido vital en los esquemas del Deportivo.
Ante el cuadro perico, Clarence, que de inicio había optado por alinear a Guilherme y Pedro Mosquera, decidió darle la alternativa a Sulleyman Muntari cuando el coruñés solicitó el cambio. Recién incorporado, el centrocampista ghanés disputó sus primeros minutos oficiales como jugador del Deportivo. Tras un largo parón, Sulley dejó detalles que, en cierto modo, invitan al optimismo. Un elemento más que se suma así al abanico de posibilidades que tiene Seedorf en el centro del campo. Desde Guilherme hasta Mosquera, pasando por Krohn-Dehli, Muntari o el lesionado Valverde. Todos ellos han disfrutado ya de alguna oportunidad con el nuevo técnico deportivista. Y todos tienen otra característica en común: han ido entrando y saliendo, pero ninguno ha participado de inicio en los tres partidos que lleva el nativo surinamés en el banquillo. Seis futbolistas para dos puestos (tres si el técnico deportivista apostase por el trivote), y una máxima: Borges ya no es un fijo y su rol ha cambiado. Elegido como uno de los capitanes a principio de temporada, deberá aportar desde la sombra en una situación menos familiar para él.