Juan Carlos Valerón regresará por primera vez a Riazor el próximo domingo, después de haber sido santo y seña de la entidad herculina durante 13 temporadas.
El Flaco, el mago de Arguineguín o la más alta expresión del fair play y el fútbol de toque. Muchos son los apodos o denominativos que sirven para describir a Juan Carlos Valerón Santana, jugador que visitará el próximo domingo Riazor como visitante, después de 13 temporadas vistiendo la elástica blanquiazul.
Será un reencuentro cuanto menos extraño para la afición herculina. El canario se ganó por méritos propios ser el preferido de jóvenes y mayores después de hacer soñar a la parroquia coruñesa con su buen carácter y su gran talento futbolístico. Partidos como el del ‘Centenariazo’ o su memorable actuación en el Olímpico de Múnich en Champions League quedarán grabados en la retina deportivista, y seguramente se acabarán convirtiendo en anécdotas que les contaremos a nuestros nietos.
El de Arguineguín llegó a A Coruña en la temporada 00-01, después de haber perdido la categoría con el Atlético de Madrid y de no haber podido demostrar sus verdaderas cualidades. El paquete procedente del Manzanares incluía también a José Francisco Molina y a Joan Capdevila, que también se acabarían convirtiendo en piezas claves con el tiempo. Esa campaña el equipo defendía el título de Liga e iniciaba su andadura en la Liga de Campeones, tocaba soñar.
Poco tardó el mediapunta en convencer a Javier Irureta y en quitarle el puesto al mismísimo Djalminha, héroe para la afición y una de las piezas clave en la consecución del título liguero la anterior campaña. Comenzaba así a forjarse la leyenda del ‘Flaco’, un espigado y risueño futbolista que fascinaba a la grada con su sutil trato de balón y con uno de los puntos de mira más afinado de la historia del fútbol mundial. Fue capaz de encontrar huecos inexistentes para regalar una y otra vez balones de gol a los delanteros. Roy Makaay, Diego Tristán y Riki -éste en su última etapa- fueron sus principales aliados.
Todo iba viento en popa para el jugador de la sonrisa eterna. Varios títulos, partidos memorables y participación en dos Eurocopas y dos Mundiales que le auparon a ser uno de los mejores mediapuntas del mundo, hasta que dos graves lesiones consecutivas marcaron un punto y aparte en su carrera. Un paréntesis que incluso hizo pasear por su cabeza la idea de abandonar el fútbol, pero aún era pronto…
El por aquel entonces ’21’ del conjunto blanquiazul se repuso de las lesiones y -aunque más mermado y con menos chispa- volvió a saltar al césped. El físico y férreo sistema defensivo planteado por Miguel Ángel Lotina en sus cuatro campañas en el banquillo herculino le relegaron a un discreto segundo plano. La cuenta pendiente provocada por el descenso y la llegada de José Luis Oltra le devolvieron la ilusión y la titularidad y, cómo no, él no defraudó realizando una temporada completísima en Segunda División, recuperando su mejor nivel. Tras el regreso a Primera continuó siendo importante, pero tras bajar de nuevo en la última jornada decidió abandonar entre lágrimas el equipo de su vida una tarde en la que todo el deportivismo se sintió huérfano por la marcha de un ídolo.
Ese ídolo regresa el próximo domingo a la que fue su casa, pero esta vez vistiendo otros colores y convertido en un mito. Seguro que para él también será extraño el retorno a Riazor, porque para los aficionados el ‘Flaco‘ será siempre un deportivista más.