Un aspirante a consolidarse en la Liga Hypermotion, en apuros a las segundas de cambio. El Club Deportivo Eldense ve peligrar el sueño de asentar su nombre en la categoría de plata y ha reaccionado en este enero. No solo con el fichaje de José Luis Oltra para relevar a Dani Ponz al frente del banquillo alicantino, sino con una reforma que ha afectado a un tercio de su plantilla. Un ‘lifting’ de calado para provocar un electroshock como solución a la luz roja que se ha encendido en el Valle del Elda, donde peligra el sueño de Pascual Pérez.
El millonario propietario de Finetwork es el responsable de que el equipo de su ciudad no solo siga con vida, sino que haya conseguido retornar más de medio siglo después a la segunda categoría del balompié nacional. Tres ascensos consecutivos desde la pandemia y una salvación relativamente holgada en su reestreno en la división de plata. Pero en su segundo año, las cosas han venido mal dadas.
Después de la marcha del queridísimo Fer Estévez, la apuesta por Dani Ponz no salió del todo bien. La estancia del expreparador de Unionistas se alargó hasta finales de enero, cuando el club, en pleno proceso de reconstrucción de su ‘roster’, decidió retocar también su banquillo con la apuesta de una ‘garantía’ en Segunda División como José Luis Oltra.
El preparador valenciano, hombre récord en la categoría con el Deportivo, se reencontrará con la entidad blanquiazul en un momento de máxima urgencia para su actual club, que empieza esta jornada a 5 puntos de la permanencia que marca el Burgos con un partido menos. Y todo pese a que el cuadro de la Comunitat Valencià llega al duelo después de haber sumado 4 puntos de 9 posibles en el inicio de la etapa Oltra, definida por salidas a Tenerife y Oviedo y un encuentro en el Pepico Amat contra un candidato al ascenso como el Granada.
Precisamente ese encuentro contra el Granada, en el que el equipo local cayó por 0-3, es el lunar de un Oltra que ha logrado dotar al equipo de solidez en sus dos encuentros a domicilio. A base de trabajo sin balón, el Eldense fue capaz de lograr mantener su puerta cero frente a un rival directo en las islas y en el campo de un aspirante al ascenso. Lo hizo a cambio de ofrecer muy poquito en ataque. En concreto, 8 remates entre los dos partidos con una expectativa de gol total (xG) de 0,47. El Eldense no le hizo ni cosquillas al Oviedo, pero ante el Tenerife logró encontrar el acierto gracias a la insistencia de Javi Llabrés y a una terrible concesión de su rival.
El Eldense de los 9 fichajes
Precisamente el extremo cedido por el Mallorca es uno de las 9 caras nuevas que han llegado al Pepico Amat este invierno. Elda cuenta con nuevos ‘guerreros’ en todas las líneas de su equipo. Aceves ha regresado desde Valladolid para competir en la portería con Ian Mackay un Dani Martín que se ha hecho con el puesto desde la llegada de Oltra para frenar la sangría defensiva. En defensa, Raúl Parra completa el lateral derecho y Matia Barzic se ha hecho con un puesto en el eje. Para el centro del campo han arribado el rayista Diego Méndez y el ‘fantasista’ Fede Vico. Y en ataque, al citado Llabrés se le suman el polivalente Diego Collado y los puntas Masca y Sekou Gassama.
A cambio, en la plantilla del bloque de Elda ya no figuran nombres como los de Joel Jorquera, autor del gol en Riazor, el ‘deseado’ Cris Montes o un Alan Godoy que fue protagonista en el encuentro de ida fuera del campo por aquel robo sin resolver.
El Eldense es, por lo tanto, un bloque muy remodelado que está priorizando cortar su sangría atrás como forma de poder mirar hacia delante. En sus salidas, el cuadro valenciano ha apostado por no ir a buscar a sus rivales demasiado arriba como fin para no desestructurarse. Más agresivo fue en su encuentro en casa ante el Granada, también condicionado por un resultado que le empezó a dar la espalda justo antes del descanso.
Así, no sería de extrañar que ante su homónimo Dépor, el Deportivo Eldense diese de nuevo un paso hacia delante. No solo por la necesidad de poner fin a una racha de casi dos meses sin ganar en el Pepico Amat, sino como fórmula para poder encontrar más situaciones de gol que vayan más allá de su juego directo.
Y es que el contragolpe y el balón parado son las dos armas más potentes del conjunto azulgrana. Faltas, córners y saques de banda son para el bloque de Elda una oportunidad de hacer daño real, ya que desde la pizarra han llegado casi la mitad de sus escasos 24 tantos. Buena parte del resto surgieron a raíz de acciones de transición ofensiva, como el tanto de Riazor.
Para correr, el Eldense ha sumado las piernas de Collado, que en el Tartiere actuó como punta pero puede hacerlo como segundo delantero o extremo. También de Llabrés, indiscutible en la izquierda. Y Oltra apuesta por el exdeportivista Víctor García como extremo derecho. Los tres parecen fijos en un ataque puede completar el móvil Masca, cedido por el Oviedo, lo que le impidió jugar hace seis días.
De volver a apostar por el ariete portugués, no sería de extrañar que el preparador valenciano dejase en el banco a uno de sus tres centrocampistas. Con el capitán Sergio Ortuño fijo aunque con menos vuelo en caso de formar en un doble pivote, otro nuevo como Diego Méndez parece haberse ganado el sitio.
Atrás, Iñigo Piña y Barzic parecen fijos en el eje, pues dotan al equipo de competitividad a la hora de defender el área. El correoso Fran Gámez apunta a la derecha y en la izquierda, salvo sorpresa, estará un Marc Mateu que es un futbolista importante en salida de balón, llegando para poner centros casi desde cualquier altura y en el balón parado con las manos y con su espectacular pie izquierdo.
En la portería, los 12 goles encajados en los últimos 4 partidos de Dani Ponz provocaron que Oltra buscase un cambio con el regreso a la titularidad de Dani Martín a costa de un Ian Mackay que no había rendido mal. Pese a que el gijonés tampoco transmite una confianza descomunal en sus acciones, con él el Eldense ha logrado ya dos porterías a cero. Ahora busca una tercera consecutiva como método para ganar a un Dépor que, si mantiene el nivel, tiene capacidad para hacerle daño sobre todo a partir de su juego interior. Ahí el conjunto valenciano puede sufrir a espaldas de sus mediocentros ya que, en ocasiones, sus distancias entre líneas permiten recepciones desde las que girar y atacar de cara a una zaga que no sobresale por su talento defensivo individual.