El ambiente hostil que le espera al filial deportivista en la vuelta de la última eliminatoria para lograr el ascenso a Segunda División B es el tema central de la nueva columna de Alfonso Núñez para Riazor.org.
El Fabril visita este fin de semana el campo del CD El Palo en el encuentro definitivo que dirimirá si el filial logra el ascenso a Segunda División B. En la ida, los pupilos de Devesa fueron muy superiores a su rival, pero el resultado de cuatro a dos se antoja demasiado corto después de presenciar los 90 minutos. El partido evidenció algunos aspectos que ya se podían intuir. La escuadra joven blanquiazul es un equipo muy dinámico y vertical, con dinamita arriba, pero sufre en defensa y sobre todo a balón parado. Éste es, sin duda, el gran aspecto a mejorar de cara al último encuentro del año.
Sin embargo, todas las personas que acudimos a Riazor salimos con la sensación de haber presenciado algo bastante diferente a un partido de fútbol. Los jugadores de El Palo se dedicaron a provocar, amenazar e intimidar a unos chavales que estaban pasando por encima de ellos. La protestas se alargaron incluso después del pitido final. En ese instante, un miembro del cuerpo técnico del conjunto malacitano propició un par de patadas a diferentes integrantes del conjunto coruñés.
Por todo ello, al Fabril le espera un ambiente realmente hostil en el encuentro de vuelta. Futbolistas y aficionados están calentando un partido en el que el Deportivo de la Coruña como institución debe tomar medidas antes de su disputa. El club debería informar a la RFEF de todo lo acontecido para evitar sucesos desagradables.
En lo futbolístico, el Fabril debería ascender en condiciones normales, pero sinceramente, a día de hoy, lo más importante es velar por la seguridad de nuestros futbolistas.