Dos meses y medio sin ganar. O, lo que es lo mismo, 8 jornadas sin sumar de tres. 5 puntos de los últimos 24. El Fuenlabrada llega a Riazor (domingo, 19:00 horas) inmerso en una crisis de resultados muy parecida a la que padecía justo en la previa de su encuentro ante el Deportivo de la primera vuelta. El Dépor dominó a un equipo pobre durante casi la totalidad de aquel choque en el Fernando Torres. Sin embargo, en el tiempo añadido, la escuadra fuenlabreña fue capaz de darle la vuelta al 0-1 para vencer 2-1 en la que era su primera victoria del curso.
Aquel duelo marcó un antes y un después en la dinámica deportivista, pero también en la del cuadro azulón. Fue el milagro que le hizo iniciarse en el camino de la fe, ese credo que le hizo despegar y sacar muchísimos puntos cuando parecía que ya todo estaba perdido. El triunfo ante el Dépor fue el primer paso. Luego llegaron las victorias en Sabadell (0-1), ante el Nàstic (2-1), Logroñés (2-1) o en Sestao (1-2). 5 partidos ganados, casi la totalidad de los 6 que acumula hasta la fecha, con un denominador común: los goles postreros, en el último cuarto de hora o el tiempo extra para romper empates o, incluso, firmar remontadas antológicas.
Tan solo la goleada frente a Osasuna Promesas (4-1) se escapa de ese guion de partido en el que el Fuenlabrada lo deja todo para el final pero acaba llevándose el gato al agua, como hizo también para salvar un empate en O Carballiño (1-1) y mantener esa racha o, más recientemente, amarrar un punto que ya se le escapaba en la visita de la Real Sociedad B (1-1). Demasiadas veces golpeando en el último tramo como para ser casualidad.
El encuentro contra el Deportivo fue el comienzo de la ‘belle époque’ del Fuenlabrada en este curso 23/24. La racha de 8 partidos sin perder, con 20 de 24 puntos cosechados y en la que acumuló todos sus triunfos, permitió a un equipo que amenazaba con ser colista incluso coquetear con los puestos de playoff. Pero el equipo dirigido por Carlos Martínez vive esta campaña en los extremos. La moneda ha dejado de salir siempre cara para empezar a salirle casi siempre cruz. Y ahora, el descenso vuelve a ser una amenaza muy presente.
Los fichajes del Fuenlabrada, ¿para sumar ya?
Para cambiar la dinámica, el club fuenlabreño fue a pescar al mercado de invierno. Al igual que en el verde, en los despachos también lo dejó todo para el final. Así, el último día de subasta llegaron al Fernando Torres tres futbolistas: el carrilero Bilal, el centrocampista Javi Currás y el extremo exdeportivista William De Camargo. Especialmente curioso es el caso del brasileño, que apenas acumula unos minutos en partidos oficiales -en Bélgica- tras su salida del Deportivo hace ya año y medio. Para hacerles sitio, el club dejó ir a Dani Nieto, uno de sus futbolistas con más talento pero con poca presencia en las últimas semanas.
Son tres incorporaciones pero que pueden ayudar a subir el nivel de una modesta plantilla, aunque con buenos nombres. Pero son también tres fichajes de los que es difícil esperar un rendimiento inmediato a tenor de la poca actividad con la que han llegado. De hecho, a falta de descubrir si han entrado en la expedición para viajar a A Coruña, su presencia apunta a ser, como mucho, testimonial ante el Deportivo.
De este modo, Carlos Martínez tendrá que seguir tirando de su bloque habitual. Ese que ha ido moldeando entre el 4-4-2, el 4-3-3 y el 3-4-3 en función del partido y en la búsqueda de un rendimiento óptimo que, como decimos, solo ha encontrado por momentos. Clave en su irregularidad ha sido la falta de gol. Porque más allá del eterno Fer Ruiz y sus apariciones en el área partiendo desde la banda derecha, nadie más ha estado a la altura.
El excapitán del Sanse, referencia en el habitual juego directo del equipo fuenlabreño, ha transformado 5 dianas. Por detrás, le persiguen con 3 el poderoso punta Hassaine y un Sergio Benito que se estrenó con 2 goles frente al Dépor, pero tan solo ha sido capaz de marcar en un encuentro más.
El ex de Córdoba, Badajoz o Valladolid Promesas no ha terminado de explotar sus virtudes al espacio ni como componente de una doble punta, ni como extremo izquierdo. Y precisamente eso ha hecho que Martínez haya apostado en no pocas ocasiones por reforzar el centro del campo. El menudo mediapunta Benítez o el veteranísimo Cristóbal Márquez han ido sumando minutos en una medular en la que Álvaro Bravo y el completísimo Ale Galindo son casi inamovibles.
La buena capacidad de este binomio con balón, el poderío en los duelos y la capacidad de los laterales Sotillos y Barbosa para llegar hacen que el Fuenlabrada sea un equipo con una notable producción ofensiva. El conjunto madrileño genera situaciones de gol, con el centro lateral por bandera. Pero esa falta de eficacia le condena.
Si la eficacia en área contraria está penalizando al conjunto azulón, lo contrario sucede en área propia. Los escasos 18 goles en contra que maneja el equipo madrileño no se entenderían sin la aportación de Javi Belman. El meta, formado en la cantera del Real Madrid, está siendo uno de los mejores porteros del curso. Él está paliando las concesiones que, en ocasiones, ofrece una zaga muy joven, en la que Manu Lama y Alba cumplen, pero sin sobresalir.
Esa dualidad a la hora de ser un equipo que produce pero también concede no se ve reflejada en sus números, pero sí cristaliza en un adjetivo: competitividad. Porque tan solo el Celta Fortuna ha sido capaz de derrotar al Fuenlabrada por más de un gol (0-2). El bloque de Carlos Martínez siempre está en los partidos, sea cual sea el resultado. No desconecta. Y aunque con limitaciones y sumido en una mala racha que le hará dudar, ya sabe a lo que equivale el tener fe en sus posibilidades hasta el final.