Perder contra el Real Madrid entra dentro de lo normal de una temporada. En una Liga desigual, donde dos despuntan por encima del resto, lo que no puede ser negociable es la actitud. Y justamente eso fue lo que le faltó al Deportivo de Pepe Mel ante el equipo de Zidane, lleno de futbolistas con hambre de ganarle el puesto a Cristiano y compañía.
El Deportivo perdió. El problema es que parece haberlo hecho ya en los vestuarios, si me apuras ya en el propio hotel de concentración. El cronómetro no marcaba ni un minuto cuando el Real Madrid ya celebraba un gol en un campo que se le resistía -y mucho- no hace tanto tiempo atrás. Tras otro fogonazo a medio gas, parecía que el amor propio se apoderaba de los deportivistas que lograban recortar distancias gracias al guerrillero Florin Andone.
Pero todo fue un espejismo. 2-6. Seis puñaladas directas a un corazón que cada vez se rompe en más trozos. Pero como decía antes, perder entra dentro de lo normal, lo que molesta es la forma en la que se ha hecho. Y no solo ante el Real Madrid, también ante la Real Sociedad y ante tantos otros a lo largo de esta temporada y de las anteriores.
Algo falla en un equipo que pierde de goleada y no es capaz ni de apretar los puños, de hacer una falta en la que cortes el juego del rival y por ello te castiguen con amarilla. En un equipo que ya no es capaz de enganchar a su afición en el campo y lo intenta desde las ruedas de prensa con palabras vacías. Con fotos motivadoras en Instagram luciendo un escudo que luego parecen ningunear regalando ‘likes’ a los rivales.
Y es que la noticia del día no ha sido la goleada de un Real Madrid con su ‘cara B’, que también. De hecho, mejor no repasar los titulares llenos de desprecios hacia un equipo que tantas portadas amargó en la capital. Ha molestado ver a jugadores como Joselu dándole un ‘me gusta’ a Morata en una foto que recoge su gol en Riazor. O a Guilherme haciendo lo propio con otra de Marcelo.
Algo que en condiciones normales no debería extrañar a nadie. Joselu y Morata son amigos, Guilherme y Marcelo más de lo mismo. Solo que hay que ser inteligentes y elegir el momento. Después de caer 2-6 ante tu propia afición, tal vez el corazón que debería mostrarse es otro. Justamente ese que bombea sangre blanquiazul a esos locos que han acompañado al equipo en todos los desplazamientos y que volverán a dar la cara en El Sadar. Eso sí es respeto y amor a unos colores.
En las redes sociales cualquiera puede ser un héroe coleccionando seguidores y corazoncitos con palabrería barata, pero donde realmente se ganan las batallas es en el campo. Y en ese, hasta el momento, los jugadores del Deportivo están perdiendo demasiadas. Como dice Anita Guerra, yo también admiro a esos chavales de entre seis y ocho años y que solo son del Dépor pese a lo visto estos últimos años en el campo.