Sacamos la libreta y analizamos algunos detalles que dejó el Deportivo 2-1 Ponferradina. El equipo coruñés perdía en el minuto 92 y, sin embargo, fue capaz de darle la vuelta al marcador. ¿Qué sucedió a lo largo del partido? Ponemos el foco en cinco claves:
Rotaciones
Ya lo había avisado Fernando Vázquez, había que rotar. La carga de partidos en esta reentré de la liga ha provocado que los entrenadores apuesten por ir modificando sus alineaciones. Cuando te juegas un objetivo en apenas 2 meses, saber gestionar las piezas a largo plazo es tan importante como a corto. Y eso es lo que está intentando hacer el técnico del Dépor. Últimamente parece casi imposible acertar su once inicial.
Ante la Ponferradina, de entrada apostó por un 5-4-1. Con los 3 centrales de Elche y con Uche Agbo indiscutible por delante, el resto de las piezas han ido variando en las últimas jornadas. De hecho, solo hay cuatro jugadores de campo que hayan disputado 270 minutos o más en esta reanudación (son Mujaid, Álex, Uche y Bóveda).
Acostumbrado a ser un equipo de segundas partes, en esta ocasión, el Dépor rindió mejor en la primera. Por eso, Fernando decidió no realizar ningún cambio al descanso. Esperó algo más. La verticalidad de Hugo Vallejo se ha convertido en uno de los mejores aliados para las segundas partes del Dépor -aunque en esta ocasión no cuajó-. Y eso fue lo que buscó el preparador gallego en el 60’, cuando cambió el esquema (5-3-2). Ya tenía el triple cambio preparado (Çolak, Santos y el propio Vallejo) cuando la Ponferradina abrió la lata (0-1). Pero el tanto no varió sus intenciones, ejecutó las sustituciones igualmente.
Fueron pasando los minutos, y no le estaba funcionando el plan. Así que en el 71’ volvió a agitar el árbol: Sabin Merino por Beauvue. Tampoco obtuvo resultado. Y 8 minutos después, en el 79’, quitó a Uche Agbo, cansado, para dar entrada a Borja Valle de mediocentro. Quería claridad por dentro en los pases, y reubicó al berciano. Pero no era el día. Hubo que esperar hasta el descuento, hubo que esperar por la zurda de Aketxe.
La banda derecha
Durante los primeros 45 minutos, la banda derecha del Deportivo fue su mayor foco de peligro en ataque. Y lo fue gracias a dos hombres: David Simón y Ager Aketxe.
Esa movilidad de Simón, esa capacidad para subir la banda, le permitió a Ager intervenir más por dentro.
Pero no solo eso, además de aparecer, el lateral canario fue capaz de poner un par de centros con criterio. Las ocasiones de Mollejo y de Beauvue, las dos más claras del primer tiempo, llegaron gracias a sus envíos desde el costado diestro.
Hay florituras que son recursos útiles. Y Ager Aketxe tiene la capacidad de convertir esta afirmación en una constante, de repetirlo en cada partido. El centrocampista vasco ha vuelto de su lesión igual que había llegado al parón: siendo decisivo. Le da sentido a cada balón que toca. Tan simple, en la teoría, como difícil en la práctica.
Ante la Ponferradina, Aketxe perdió un balón por querer salir jugando en la frontal del área propia. Ese error acabó suponiendo el 0-1.
Sin embargo, el trabajo de Ager con balón es tan importante para el Dépor, que compensa cualquier fallo. No en vano, fue partícipe en las dos acciones decisivas. Primero, ejecutó desde la esquina el córner del 1-1. Y luego, en el 95’, pisó línea de fondo, recortó a Fullana con sangre fría, la puso rasa al área y… Selló la remontada. Es imprescindible.
Álex Bergantiños y la veteranía
Ante el Elche, Fernando Vázquez encontró la solución a un problema recurrente. Después de varias jornadas nefastas a nivel defensivo, y con la baja de Peru, el técnico de Castrofeito apostó por alinear a Álex Bergantiños en el eje de la zaga. Y acertó de pleno. En una línea de 5, el futbolista coruñés se acopló a las mil maravillas. Con su veteranía, dotó de mayor seguridad a dos futbolistas muy jóvenes como Mujaid y Montero. Y a partir de ahí creció el Dépor, regalando menos.
Porque sí, últimamente, el Dépor convivía con el error. Malas entregas en campo propio acababan propiciando goles en contra -o ocasiones claras-. Sucedió contra Sporting, Oviedo y Rayo. Y ante los dos primeros, Ba fue su máximo exponente. El central senegalés firmó para reemplazar a Somma, para cubrir una carencia que había desde su lesión. Y sin embargo tuvo que ser Álex -siempre acaba siendo Álex- quien hiciera olvidar al italiano.
Ante la Ponferradina, el coruñés tuvo un 94% de acierto en el pase e hizo 8 recuperaciones en campo propio. Desde su ‘nueva’ (o vieja) posición, viendo todo el campo, el coruñés se sintió muy cómodo con el balón.
La normalidad de Uche
Cuando un hecho se repite con frecuencia, cuesta valorarlo en su justa medida. Desde que Uche Agbo se hizo con un puesto en el once, contra el Rayo, ya no ha vuelto a salir de ahí. El mediocentro nigeriano es uno de los culpables de la mejora del Dépor. Desde que Peru había salido de esa posición, Fernando Vázquez no había vuelto a contar con otro mediocentro tan fiable. A nivel defensivo, Uche es un pulpo, llega a todas partes. Y con balón tiene criterio y facilidad para desprenderse de su marca. A su buena colocación, suma inteligencia y una magnífica utilización de su cuerpo (1’85m) para proteger la pelota. En resumen, es un mediocentro con todas las letras.
Contra la Ponferradina, completó otra primera parte fantástica. En total, a lo largo de los 79 minutos que estuvo sobre el campo, ganó 8 duelos de 11. Y tuvo un acierto del 96% en sus pases.
Factor suerte
Hay veces que el balón rebota en tres rivales y sale fuera. En otras, la parábola acaba en gol. ¿Cómo se mide el factor suerte? Parece difícil de calibrar. Sin embargo, algo es obvio: el fútbol a veces te da y otras te quita. Que el Dépor se haya aficionado a remontar -o empatar- partidos que se le han puesto cuesta arriba no es casualidad. Forma ya parte de su ADN en cierto modo. Por la amplitud de plantilla que tiene, el club coruñés es capaz de hacer cambios durante la segunda parte y modificar el guion. Sin embargo, cuesta explicar lo que sucedió contra la Ponferradina. En el 92’, el Dépor perdía 0-1, en el 95’ ganaba 2-1. Ager Aketxe mediante -para eso tiene dedicado un párrafo más arriba-, hay algo obvio: a este Dépor nunca lo puedas dar por muerto. Y la fortuna te sonríe un día, no cada semana.