Ante la SD Logroñés, el Deportivo firmó su primer empate de la temporada (1-1) o, lo que es lo mismo, el segundo partido seguido sin ganar. Repasamos en varios apuntes lo más destacado.
1-4-3-3 simétrico, con Víctor García en el lateral
En esta sexta jornada, Borja Jiménez cambió de nuevo el sistema: optó de inicio por un 1-4-3-3 simétrico donde, a diferencia de la semana pasada, las dos bandas trabajaban de la misma manera. ¿Por qué? Por el perfil del lateral derecho elegido (Víctor García), mucho más vertical que Lapeña. En fase ofensiva, tanto Soriano como Quiles dejaban el carril exterior a los dos laterales. Así, al rol habitual de Héctor Hernández en la izquierda, se sumó el del valenciano en el otro costado, dando ambos amplitud y profundidad. Además, en el arranque del partido, el Dépor añadió otro matiz que, luego, no se sostuvo en el tiempo: Villares en derecha y Elitim en izquierda lateralizaban su posición en salida de balón.

En fase defensiva, el Dépor variaba, como casi siempre. Se ordenaba en 1-4-4-2, con Juergen Elitim pasando a la siguiente línea y colocándose al lado de Miku. ¿Por qué? Para presionar el inicio de jugada de la SD Logroñés con los dos centrales (Pelayo y Xiker); conscientes de que el equipo de Raúl Llona siempre sale en corto y apuesta por el juego combinativo.
Sin la efectividad de los otros días
Aunque volvió a adelantarse antes de la media hora de juego, el Dépor no tuvo la efectividad de otros días. El 1-0 (18’), como en los 3 últimos goles, se fabricó desde la izquierda: con Héctor Hernández llegando a línea de fondo y colgando el balón al área. Y con Miku definiendo. El del venezolano fue el primer disparo a portería y, aunque luego vinieron varios más, al equipo coruñés le faltó el acierto de los encuentros anteriores.
Durante los primeros 45 minutos, Quiles dispuso de hasta dos ocasiones clarísimas. En el 21’, enganchó un zurdazo desde la frontal y pegó en el palo; en el 40’, de cabeza, se encontró con el larguero tras un saque de esquina. Pero si hubo un momento de partido en el que el Dépor cargó su juego sobre la portería del Logroñés, ese fue el inicio del 2T.
¿Cómo lo hizo? Robando y saliendo rápido en transiciones ofensivas. El equipo de Borja Jiménez aprovechó la imprecisión de la SD en campo propio -e incluso en tres cuartos- y, a través de esa fórmula, generó mucho peligro. Sin embargo, no era el día, el punto de mira no estaba tan bien ajustado como en jornadas previas. Por dos veces, Miku tardó en armar la pierna, se mostró lento, y desaprovechó la oportunidad; en otra, Quiles se encontró con un defensor que taponó su remate. Ya en el 89’, Doncel dispuso de otra muy clara, un tiro desde la frontal del área que se marchó lamiendo el palo. No fue por falta de ocasiones, el Dépor pudo sentenciar, pero no supo.
Demora en los cambios, paso al 1-5-4-1 y bajón físico
Igual que contra el Badajoz, Borja Jiménez no realizó ningún cambió hasta el 67’. Lo que aquel día parecía lógico, para no romper la dinámica del partido y desordenar a su equipo, que estaba entero, contra la SD Logroñés le costó dos puntos. Pero vamos por partes. En la primera ventana (67’), Borja sustituyó a Aguirre por Soriano y modificó el sistema. El Dépor pasó a ordenarse en 1-5-4-1, con Álex Bergantiños incrustado entre centrales. En la segunda (83’), Granero, Rafa de Vicente y Doncel reemplazaron a Jaime -lesionado-, Juergen y Quiles.

Un poco antes de la segunda ventana, alrededor del 75’, el Dépor dejó entrever que iba justo de gasolina. Villares, Víctor, Juergen… Fueron varios los que pagaron la exigencia física, y en lo colectivo se tradujo en un paso atrás. El equipo fue retrasando su posición, defendiendo más cerca de su portería; y, salvo en la acción de Doncel, dejó de amenazar en ataque. De ese modo, le dio alas a una SD Logroñés que ya avisó en el 81’, con un remate de El Haddadi en el punto de penalti. Y que en el 94’ consiguió el premio, consecuencia de esa mala gestión blanquiazul de los últimos minutos.
El déjà vu en el centro lateral
Si ante el Tudelano resaltábamos el buen nivel del Dépor en la defensa del área, especialmente con Lapeña, Jaime y Álex; contra la SD Logroñés el 1-1 llegó tras un centro lateral, ya sin el chiclanero sobre el césped. Por los protagonistas (negativos) de la escena y por la forma en la que se produjo, el gol de Ledo supuso una especie de dejà vu; recordó a la 2020-21. ¿Por qué? Porque una de las carencias del equipo coruñés el curso pasado eran ese tipo de acciones, sufría muchísimo en los centros laterales. Y, este viernes, el tanto de la igualada llegó así. Centro de Sandoval, el balón supera a Borja Granero, que mide mal, y Héctor -de espaldas- pierde la marca de Ledo y permite su remate.

