El derbi gallego entre Deportivo y Celta, incluso uno tan intrascendente e insulso como el de ayer en Balaídos, siempre dejan un espacio para la polémica. La rivalidad entre blanquiazules y celestes trasciende a cualquier situación deportiva y eso quedó patente de nuevo. Por parte de la afición viguesa, con cánticos irónicos durante todo el encuentro mofándose del descenso. La respuesta, la celebración de Lucas Pérez tras marcar el gol del empate en el descuento.
El delantero coruñés explotó tras el tanto y se dirigió a la grada enseñando tres dedos de cada una de sus manos. Ni él ni ninguno de los compañeros dijeron lo que significaba. Tampoco hizo falta. El de Monelos, deportivista desde la cuna, le recordaba a la hinchada celeste el palmarés del Deportivo, esos seis títulos que, por mucho que haya cambiado la actualidad de ambos clubes, son patrimonio imborrable de la historia deportivista.
Ese gesto, en el que Lucas insistió durante toda la celebración para que quedase bien claro lo que quería expresar, fue al mismo tiempo una reivindicación personal y una revancha por los últimos festejos de Iago Aspas en Riazor. El ídolo olívico, gran protagonista de los últimos derbis en Riazor, también se había encarado con la afición coruñesa tras batir la meta rival. Lucas hizo lo propio cuando marcó en terreno enemigo.
Sobra decir que el gesto no gustó entre los seguidores locales, tampoco a la plantilla del Celta. Ese malestar se encargó de hacerlo público Hugo Mallo en la COPE, que sin censurar a Lucas, sí dio su opinión sobre la pertinencia de la acción: «Con su situación no pueden hacer esos gestos. No están para tirar cohetes. No solo ha sido Lucas, pero son libres de hacer lo que quieran».
No es la primera vez que un jugador del Celta le afea la conducta a uno del Deportivo en los últimos clásicos. Puede ser cierto que desde Vigo estén en un punto de madurez que ahora mismo supere la del vestuario coruñés, tan cierto como que precisamente jugadores como Hugo Mallo no deberían olvidar sus errores pasados. Como aquella ocasión en la que se dejó fotografiar con un cartel de ‘Se Vende’ y el escudo del Dépor y la bandera de Portugal, o el duelo de Riazor que vivió desde la grada comportándose como un seguidor más y encarándose con la afición blanquiazul.