La célebre frase de Augusto César Lendoiro, en la que comparaba la presidencia del Deportivo con la silla eléctrica, ha quedado grabada a fuego en el libro de historia del club coruñés. El problema es que la metáfora lleva camino de hacerse extensiva a otro de los asientos importantes de la entidad, más allá del del palco. Porque la estabilidad en el banquillo sigue brillando por su ausencia y el último condenado ha sido José Luis Martí, que deja el cargo de entrenador del Dépor sin haber cumplido cuatro meses en A Coruña.
Lejos de ser una excepción, desde que comenzara 2014 este tipo de noticias se han convertido en la norma para el deportivismo, que ha visto cómo la banda de Riazor quemaba a nueve entrenadores. Nueve técnicos en cinco años. Desde Fernando Vázquez o Víctor Fernández, pasando por los más duraderos como Sánchez del Amo u otros tan efímeros como Cristóbal Parralo o el propio José Luis Martí.
Es evidente que varios de esos preparadores pudieron haber hecho méritos para que se le buscase relevo, pero si nos acogemos a los datos, lo que revelan es que la tónica habitual en este periodo ha sido no darle ni tiempo. El récord de partidos lo tiene Víctor, ahora negociando un nuevo contrato con el Málaga. El madrileño acredita 50 partidos después de salvar al equipo en dos temporadas consecutivas. No fue suficiente para convencer a Tino Fernández.
Le siguen Natxo González (33), Víctor Fernández (32), Garitano (27) y Mel (24), con Seedorf (16), Cristóbal (15) y Martí (13) cerrando la lista. Entre ellos y los 20 encuentros de Fernando Vázquez dirigió desde la llegada de Tino, la media deja unos escasos 25,5 partidos por entrenador. O, visto de otra forma, poco más de una vuelta. Esa es la confianza que han tenido los técnicos del Dépor en el último lustro.
Ni la llegada de Carmelo del Pozo a la dirección deportiva, ni más recientemente la de Paco Zas a la directiva, han cambiado una dinámica que, más allá de discernir si como causa o consecuencia, tiene mucho que ver con la deriva del equipo durante los últimos años.