En el postpartido de Almendralejo, después de perder con el Extremadura, Luis César Sampedro se sinceró y aseguró que iba a llevar a cabo una revolución en el equipo. Este martes, en la segunda sesión de la semana, pasó directamente a la acción. El técnico vilagarcián probó un posible cambio de sistema: del 4-4-2 o 4-2-3-1 de las últimas jornadas, al 4-3-3. De este modo, el Dépor pasaría a jugar con un trivote en el centro del campo, una de las variables que más se habían mencionado en las últimas semanas.
Ante el Extremadura, Luis César modificó la pareja titular del centro del campo, dejó en el banquillo a Álex Bergantiños para dar entrada a Vicente. El canario fue el acompañante de Peru Nolaskoain en el doble pivote. Sin embargo, la nueva pareja tampoco fue la solución a los males del Dépor.
Ese mismo sábado, Luis César se mostró tajante en la rueda de prensa posterior, y avisó de la revolución que preparaba: «El equipo no arranca y hay que replantearse si todo lo trabajado ha funcionado o no. Hay que darle un vuelco a esto. Reaccionar ya. Tengo claro que todo lo que hemos hecho desde que he llegado, no funciona. Hay que pegar un vuelco, un golpe de timón, buscar otra manera porque esto no arranca. Han pasado ya unas jornadas y tengo que cambiar el libreto, la partitura y escoger otro camino».
Este martes, y a falta de que se reincorporen los internacionales (Montero, Lampropoulos y Gaku), Luis César ensayó con los disponibles un cambio de dibujo. Alineó un 4-3-3, apostando por el trivote en el centro del campo. Una de los muchas carencias que tiene el Dépor es a la hora de crear fútbol, el equipo coruñés es incapaz de enlazar varias jugadas seguidas, en parte, por su falta de acierto en los pases. A su llegada al banquillo del Dépor, Sampedro renunció en cierto modo al juego interior, quitando del once a Aketxe y a Gaku, y centrándose más en las bandas. Ahora, ante el Alcorcón, podría empezar ‘su’ revolución moviendo las piezas del medio y quitando a un delantero.