Las salidas de Trilli y Mario Soriano del Deportivo duelen por partida doble. Primero por lo que representan cada uno de los dos futbolistas, – canterano uno, indiscutible el otro -, pero también porque con sus bajas el club blanquiazul tendrá que adentrarse de nuevo en el siempre complicado mercado de jugadores sub-23.
Fernando Soriano tenía la papeleta resuelta en este sentido, más allá de que quisiera hacer algún cambio voluntario. El Deportivo contaba con 7 de esos jugadores ‘jóvenes’, cuando las normas federativas no exigen más de seis. El retoque final que supondría la salida de al menos un portero, Brea o Alberto, ya dejaba ese apartado listo con los Trilli, Soriano, Barcia, Retu y Yeremay.
Sacando de la ecuación al lateral y al mediapunta – además de un portero -, el Deportivo se quedaría con 4 fichas sub-23, por lo que necesitaría dos jugadores más de ese perfil en caso de apostar por cubrir las 23 o 24 fichas que permite la RFEF. Y eso sin tener en cuenta que pueda haber más movimientos como en el caso de Retu, que debe convencer a Idiakez de que puede ser una opción para el lateral.
El caso de Mario Soriano, además, tiene la particularidad de haberse convertido en pieza fundamental, algo que no siempre es fácil ver en las plantillas de Primera Federación con futbolistas de este perfil.
La opción del Fabril
La otra opción que tiene el Deportivo es subir a jugadores del Fabril, algo que también tiene sus ‘contras’. Primero porque hacerle ficha del primer equipo supondría que no puede volver a jugar con el filial durante la temporada. Y en el caso de no hacerlo y optar por que los chicos estén entre dos aguas, puede perjudicar tanto al propio jugador como al Fabril en su andadura en Segunda Federación.
Porque hay varios jugadores que sí estarán en dinámica de primer equipo y se pondrán luego a las órdenes de Óscar Gilsanz en el fin de semana, pero en el club son conscientes de que no conviene abusar de esta fórmula.