Llegó hace apenas tres semanas. Y aunque el tiempo es escaso, Rubén de la Barrera ya tiene a los hombres con los que se jugará el ascenso a Segunda con el Deportivo. Después de utilizar los dos últimos partidos de liga como banco de pruebas de cara al playoff, el primer once del nuevo staff técnico en las eliminatorias dejó muy claro que el plan blanquiazul pasa por nueve futbolistas fijos y las dudas en el sector derecho de la zaga. Unas dudas que Jaime Sánchez se encargó de minimizar con su gran encuentro ante el Castellón.
Mackay, Pablo Martínez, Lebedenko, Álex Bergantiños, Villares, Lucas, Soriano, Yeremay y Svensson. Son ‘los 9 de Rubén’. Todos ellos fueron titulares ante el Algeciras y repitieron presencia en la alineación frente al Castellón, dos semanas después.
Los motivos son evidentes. Por un lado, la lista al completo aprovechó la confianza que Rubén de la Barrera les dio en su estreno, cuando quiso reactivar al equipo tras la derrota en Linares con 7 cambios de una tacada. Por otro, apenas un puñado de nombres ajenos a esta relación han sido los que han levantado la mano para plantarse como seria opción para disputar algún puesto.
De este modo, el once que se iba a medir al Castellón ofrecía pocas dudas. Y tras la ida de la semifinal, las sensaciones se reafirman. Porque casi todos ellos cumplieron con nota en el primer duelo de playoff. Y los que no lo hicieron, como Mario Soriano o Lucas Pérez, son absolutamente indiscutibles por nivel y rendimiento sostenido a lo largo de todo el curso. Argumentos muy superiores a un día flojo en el aspecto individual.
El éxito dependerá del banquillo
El hecho de que Rubén de la Barrera cuente con nueve evidentes piezas para su once, que son 10 gracias al rendimiento de Jaime Sánchez y no llegan a 11 porque Antoñito no mejoró de manera muy notable lo ofrecido por Trilli, es una buena señal. Porque significa que el técnico coruñés ha encontrado una fórmula sostenible para competir en muy poco tiempo.
Sin embargo, resulta evidente que para alcanzar cualquier éxito en un deporte colectivo es imprescindible el papel de los que menos juegan. Y más si se trata del fútbol de los cinco cambios, en una promoción con el condicionante de la igualdad y la carga de minutos que las plantillas tienen sobre sus piernas a estas alturas del curso.
«Los objetivos los logran no solo los 11 que salen, sino también los que salen desde el banquillo», recalcó De la Barrera en rueda de prensa. Y así debe ser. Aunque, por el momento, el técnico tenga pocas certezas las que agarrarse cada vez que mira al banco, visto lo visto en Pasarón, donde ‘su’ semáforo ofreció pocos verdes. Así lo evidenció, además, el hecho de ejecutar solo tres cambios ante el Castellón, a pesar de que el equipo pagó en el tramo final el esfuerzo físico del primer tiempo.
Saverio, Kuki e Isi Gómez fueron los remplazos elegidos por el staff deportivista, que se dejó dos cambios por hacer. Los dos primeros apenas habían tenido ‘chance’ con De la Barrera, que sí les dio minutos cuando la patata quemaba, con rendimiento discreto. Entendió el cuerpo técnico que era mejor mantener a Villares, Bergantiños, Lucas o los laterales titulares más mermados antes que oxigenar con futbolistas que no habían dado el paso adelante antes.
Así, Olabe, Trilli, Rubén Díez, Raúl Carnero o Arturo se quedaron sin minutos. Incluso algunos de ellos ni calentaron. Pero todos ellos deberán seguir remando para recuperar el nivel y reclamar una oportunidad que el joven David Mella, con minutos en las dos pruebas de Rubén, tampoco tuvo ante el Castellón. El juvenil quizá se quedó fuera por la necesidad puntual de contar con aplomo más que con descaro en el césped. Pero visto el paso atrás de Saverio, no sería descartable que haya adelantado posiciones en un semáforo que demanda más luces verdes para ganar competitividad.