El Deportivo se ha quedado de nuevo sin margen de error tras la derrota en Langreo y vuelve a afrontar el duelo con el Numancia como una final. Es la misma situación del último mes de la primera fase y Miku reconoce que al grupo no le pesa la situación: «Hemos jugado muchos partidos de ganar o ganar y parece que el equipo se siente cómodo en estas situaciones. Los clubs grandes siempre tienen obligación de ganar y este no es una excepción. Este año, por el calendario y el formato se han dado muchos encuentros en esta tesitura y he visto al equipo preparado a nivel mental. Estoy convencido de que el domingo, en casa y con más gente, el equipo responderá«.
El delantero señala la importancia de mantener un equilibrio en victorias y derrotas: «Ganas un partido o dos y parecía que estabas arriba, todo color de rosa, pero pierdes una semana y ya es una catástrofe. Todos los partidos parecen adquirir ese matiz de trascendentales y cuando no sumas de tres siempre hay urgencia. Pero el equipo está tranquilo en este sentido. Hay que mantener una regularidad mental».
Afirma Miku que este tipo de partidos suponen una motivación extra: «Cuando empecé en el fútbol y me estrené en Primera con el Valencia aprendí que en todos los partidos hay que ir por los tres puntos. Más allá de circunstancias como la clasificación. En el Celtic lo ratifiqué. Allí todo lo que no fuera ganar, era un fracaso. Ganamos la liga perdiendo sólo tres partidos, pero esas tres derrotas fueron catástrofe. Y aquí pasa lo mismo. Voy por los pasillos de Riazor, veo las copas, los recuerdos de los éxitos y te das cuenta de que el club tiene esa grandeza que te exige estar preparado. Hay que estar tranquilos, pero sabiendo la responsabilidad de lo que nos jugamos».
Miku y su error en el Langreo vs Deportivo
Miku aseguró que está bien físicamente a pesar de no haber completado la sesión del miércoles, «simplemente estamos regulando las cargas», y explicó la clara ocasión que tuvo en el Langreo vs Deportivo: «Cuando hago el recorte el balón pica y se va un poco largo. La única forma de patear era hacia ese lado. Los compañeros me dijeron que tenía que hacerla cruzado, pero no me daba el tobillo para girar. Así que intento puntearla y se fue por un centímetro. Me duele porque si la metía, por el minuto que era, sé que habríamos ganado el partido«.