En la memoria de cualquier aficionado deportivista quedará para siempre aquel partido del Fabril en la fase de ascenso a Segunda B. Tras un 4-2 en Riazor, los Pablo Insua, Álvaro Lemos o Paulo Teles, llegaban a San Ignacio con la eliminatoria encarrilada, sin embargo, en tierras malagueñas, todo se torció.
Las malas artes y el antifútbol del cuadro local, decantaron un partido repleto de actos vandálicos. Escupitajos y agarrones a Marc Martínez, en cada saque de portería, por parte del público -apenas a 1 metro de la línea de fondo-; agresión a Luis Fernández; amenazas a los familiares de Diego Vela y a los propios jugadores… Un sinfín de irregularidades vergonzantes que acabaron superando al filial blanquiazul.
Pues bien, hoy, casi tres años más tarde, nos levantamos con los paleños otra vez en portada y con una nueva noticia del «otro fútbol». Esta más grave aún, si cabe. En una información publicada por El Mundo en su edición digital, se anuncia que un futbolista del Alhaurín de la Torre «B» fue apuñalado en el tórax con un arma blanca. Según comentan en el artículo, el jugador habría sido agredido por varios aficionados locales al término del partido que enfrentaba, ayer, a su equipo con el filial paleño, ahora en el Grupo 2 de la Tercera Andaluza.
Así, con el mismo escenario como testigo, llega un nuevo capítulo de violencia. Los años van pasando y nadie reacciona, alguien tendrá que tomar medidas…