Llega el derbi. Leo a mi buen amigo Arturo Patiño conversando con riazor.org y recuerdo las cervezas que tomábamos al terminar las maratonianas jornadas de trabajo en las semanas de derbi. Pasé cuatro años maravillosos en Galicia y disfruté mucho de su gente y de su fútbol. Si uno hace memoria, hace ya tiempo que Celta y Deportivo han implantado un fútbol atractivo y ganador. Del Deportivo de Arsenio al Celta de Víctor Fernández pasando por el equipo de Jabo o, sin ir más lejos, los actuales.
Tienen Deportivo y Celta el buen gusto de sus entrenadores. Jugadores que en sus años vistiendo las camisetas que hoy defienden desde el banquillo, dejaban la impronta de futbolistas con buen pedigrí. Berizzo y Víctor tienen claras sus ideas futbolísticas y están lejos de esos entrenadores que atajan por cualquier sitio con tal de ganar. Ganar es la consecuencia para los ambos. Hay entrenadores que adaptan el plan de juego a los futbolistas que tienen. Victor y Berizzo tienen unas creencias futbolísticas que pulen con brillantez y han confeccionado plantillas con jugadores que se adaptan perfectamente a ellas. Y mueren con sus ideas.
Desde la distancia, y desde este frenopático mediático que es Madrid, se tiene una idea amable del Celta y del Depor de esta temporada. Juego aseado, futbolistas de buen pie como Lucas o Nolito y propuestas interesantes. Lo cierto es que ambos equipos han vivido trayectorias similares. Vivieron periodos con dirigentes muy presidencialistas (Lendoiro y Horacio), con las cosas buenas y malas que eso tiene. Para iniciar después una gestión más orgánica del club. Ahora son clubes más modernos, más afines a la época que les toca vivir. Y la única diferencia es, quizás, que el Celta comenzó antes esa transformación.
Del partido espero mucho. Mucho porque el Deportivo, como local, es un equipo que propone con el balón en los pies. El espejo debe ser el buen encuentro que jugaron ante el Atlético. Y el Celta es un equipo que puede vivir perfectamente agazapado y sacar petróleo de un contragolpe. Tiene jugadores endiabladamente rápidos como Nolito y Orellana que leen los espacios con una velocidad que complica mucho la vida al rival.
Pero por encima de todo me gustaría que el partido fuese una fiesta del fútbol gallego. Que las aficiones disfruten, que se pare Galicia para verlo. Yo lo veré aquí en Madrid con mis buenos amigos Xose Hermida y Nacho Carretero (si no se apunta a Riazor a última hora como suele hacer), mientras otro como Xaime Arias en Nueva York o Turo Lezcano en Río de Janeiro se enganchan a internet para disfrutar del partido con una garimba al lado. Escucharé a Peras (Pedro Pablo Alonso) desde la distancia, leeré a Carlos Miranda en las horas previas con interés y envidiaré sanamente a todos los que estén en Riazor. Pero disfutaré viendo una vez más o noso derbi. Porque por más que sea de la otra punta de la península, me van a permitir que me sienta un gallego más. ¡Apertas e bicos!