Pocos goles a favor y menos en contra. Juego directo, verticalidad y efectividad. Cohesión defensiva. Son las bases que han llevado a la Sociedad Deportiva Ponferradina a arrancar la competición cumpliendo las expectativas, con 15 puntos de 21 posibles que le colocan tercero, a la estela del líder e invicto Nàstic, con el que viene de empatar (0-0) en Tarragona. Son los credenciales del rival del Deportivo este domingo, una Ponfe cuya gran virtud está siendo saber cómo maximizar los mínimos.
Porque a eso, a mínimos, es a lo que está jugando el equipo de Iñigo Vélez, que basa sus resultados en los arsenianos principios de ‘orden y talento’. Dos básicos tan evidentes como difíciles de alcanzar por separado y, sobre todo, de hacer que conjuguen en el verde. Porque la Ponferradina es un equipo ordenado, con un 4-4-2 prácticamente inmutable a nivel defensivo, amparado en una columna vertebral construida de atrás hacia delante.
El meta Andrés Prieto, suplente el pasado curso en Alcorcón, es el primer y último eslabón de ese entramado defensivo que ha sido capaz de sostener a su equipo con grandes paradas cuando el resto de diques cayeron. Así, los tres triunfos como local ante Celta Fortuna (2-1), Fuenlabrada (1-0) y Osasuna Promesas (2-1) no se entenderían sin sus intervenciones valor gol, al igual que el empate que la Ponfe fue capaz de rescatar en la visita del Sabadell (1-1).
Es decir, el conjunto ponferradino concede poco (0,77 goles esperados en contra por partido), pero ha ofrecido situaciones a sus rivales en El Toralín en las que estos se han topado con un inspiradísimo cancerbero que lidera una zaga con una pareja de centrales consolidada y que no podrá estar ante el Deportivo. Porque en el Nou Stadi vio doble tarjeta amarilla Kevin Sibelle, una de las dos patas de un eje defensivo joven, pero que está mostrando solidez. Así, es de esperar que junto a Leal actúe Jesús Fernández, a quien Vélez se llevó a Ponferrada de su paso por Lugo.
El armazón central del equipo blanquiazul lo completa un doble pivote conformado por James Igbekeme y Markel Lozano que es cemento puro. Al físico del nigeriano se le une la interpretación táctica del mediocentro vasco, siempre bien colocado y capaz de decidir correctamente. Ninguno de los un virtuoso, pero desde su empaque y saber estar la Ponfe crece y se convierte en un equipo poco presionante en general, pero menos caótico.
De hecho, el equipo de Iñigo Vélez no necesita de mediocentros diferenciales en la distribución porque el balón prácticamente no pasa por ellos a la hora de construir el juego ofensivo de su equipo. La sueltan bien cuando toca, pero su gran capacidad está siendo recolectar segundos balones.
Porque la Deportiva es un conjunto con un marcado estilo directo, por lo que no es de extrañar que sea el equipo que menos pases promedia por partido de todo el Grupo 1: tan solo 252,8, casi la mitad que el Deportivo (480). Tampoco sorprende que su ritmo circulación (pases por minuto de posesión) sea el más bajo. Porque la Ponferradina busca atacar rápido y de manera vertical, como buena cuenta de ello dio el Dépor en pretemporada.
Sorprende este juego sobre todo teniendo en cuenta que no dispone de ningún punta referencia. A pesar de jugar con dos delanteros, por esos puestos han ido rotándose Brais Abelenda, Ernesto Gómez y un Yuri que arrancó como suplente, pero se ha vuelto a hacer con un puesto de indiscutible a sus 41 a base de un olfato por el que no pasan los años. Sus 3 tantos lo demuestran.
Ninguno de ellos es ariete y de hecho, se podría entender que no se encuentran del todo cómodos en ese estilo directo. Pero sí lo están gracias a que más que necesitarlos en las disputas, los quieren para correr tras ellas. Sí es más ‘9’ nato Álvaro Vázquez, hasta ahora prácticamente inédito tras llegar a finales de agosto de la Superliga India.
La Ponferradina, velocidad y agresividad por fuera
De este modo, el jugo de la Ponferradina no se basa en quedarse esos balones directos, sino en ganar sí o sí el segundo balón para, a partir de ahí, atacar con la mayor agresividad posible la meta rival. Clave en esto son las rupturas por fuera de los extremos, laterales e incluso algún delantero. Tiene recursos en las bandas el equipo, con el exCelta B Thomas Carrique asentado en el lateral derecho para aportar profundidad y Andoni López, otro exLugo, en la izquierda.
Por delante de estos laterales, la versión más ofensiva coloca al zurdo David Soto en el carril diestro y al derecho Raúl Dacosta en el izquierdo. El primero es rápido, potente y con la intuición rematadora del delantero que es. El segundo es un joven que migró pronto de A Madroa para terminar de formarse en el Real Madrid y el Espanyol que está destacando en este inicio liguero por su capacidad de asociación y su cierto desequilibrio en el uno para uno.
En definitiva, la Ponferradina es más solidez, talento y aprovechamiento de sus situaciones que vistosidad. Marca un gol por partido y, de ellos, 3 han llegado de penalti y un cuarto de remate de saque de esquina. Optimización para convertir escenarios de mínimos en máximos.