Esta semana conocíamos la noticia: Miriam Ríos no seguirá siendo jugadora del Dépor Abanca la próxima temporada. Hoy vengo a hablaros de la Miriam que no se ve en los medios. De esa chica tímida y educada, respetuosa y atenta.
Hay quien se gana el puesto de capitán o capitana con el paso de los años; que, tras ver a otros ejercer tal responsabilidad, toma notas y aprende; en el caso de Miriam, nació para serlo. Lo lleva en la sangre.
Ha jugado un papel clave dentro y fuera de los terrenos de juego para que el Dépor, nuestro Dépor, esté hoy donde está y, si nos encontramos entre las mejores, es porque la templanza de Miriam ha sabido guiar a la perfección a un grupo de jugadoras, su “equipín”, hasta lo más alto, porque ha ejercido su rol incluso desde la grada cuando ha sido necesario.
Y ahí, en la cima desde la que nos animaba a seguirla si teníamos honra, con su bandera blanquiazul, ha tenido tiempo de escribir una nota de despedida a la altura de su carácter luchador. Unas palabras cargadas de esperanza que emocionan.
Hoy soy yo la que, como tantos y tantas deportivistas, te doy las gracias públicamente: gracias por toda una vida dedicada a este deporte, por no rendirte jamás y por haber llevado el brazalete de capitana con tanto orgullo y generosidad.
Las personas que te conocemos fuera del campo sabemos perfectamente que esto no es un adiós, sino un “hasta pronto” y que, desde lo alto de esa cima donde siempre estarás, seguirás siendo un faro que, incluso en los peores momentos, nos recordará que nuestro club brilla con luz propia gracias a la pasión y la entrega de personas como tú.
Soñabas desde pequeña con ser profesional y jugar en el club de tus amores y lo conseguiste. ¡Vaya si lo conseguiste!
Estarás siempre en nuestra historia, una historia que has ayudado a escribir y cuyas páginas guardarán tu esencia eternamente.