La trayectoria de Pedro Mosquera en el Deportivo ha tenido luces y sombras. Las luces se congregaron principalmente en la primera vuelta de su primera temporada como futbolista herculino, en la 2015-16. Fueron una veintena de partidos en los que el coruñés se erigió como líder del Dépor en la base de la jugada, distribuyendo con criterio y precisión. Pero luego se apagó, y en las siguientes campañas no se volvió a ver aquella excelente versión del ‘cinco’. Su peso en el juego deportivista se redujo, y con él, sus minutos.
Fue uno de los pocos que se quedó en A Coruña tras el descenso y la posterior reconstrucción de la plantilla. Por jerarquía y calidad, estaba llamado a ser uno de los líderes del nuevo proyecto del Deportivo. A un nivel aceptable, está capacitado para ser un jugador diferencial en Segunda División. Pero por el momento, el deportivismo sigue esperando. Su pretemporada no fue buena, y en la jornada inaugural Natxo González sorprendió dejándole en el banquillo para dar entrada a Edu Expósito. Fue un aviso claro: el vitoriano valora el rendimiento y el momento actual, y diseña sus alineaciones en base a estos.
Sin embargo, el vitoriano ha mostrado en contadas ocasiones su voluntad de recuperar a Mosquera. Es el único miembro de la plantilla cuya demarcación ideal es la de pivote posicional, y es el que más le puede ofrecer al Dépor en esa posición, que, además, se antoja vital en el esquema actual. En Almendralejo y Tenerife, el coruñés volvió a la titularidad, pero su rendimiento no convenció: se le vio poco valiente con el balón, abusó del pase horizontal y estuvo desacertado en tareas defensivas. Así, Natxo acabó prescindiendo de él y optó por diseñar un trivote formado por Álex Bergantiños en la base, con Didier Moreno y Vicente Gómez a los lados, una medular que rindió bien ante el Sporting pero naufragó en Alcorcón. Entre estos dos partidos se disputó la eliminatoria de Copa del Rey, en la que Mosquera fue titular y ahondó en las malas sensaciones dejadas anteriormente.
Pero la derrota en Santo Domingo propició que Natxo González se replantease de nuevo la idoneidad de su centro del campo, y contra el Granada volvió a contar con el coruñés. Ante los nazaríes, Mosquera mejoró sus prestaciones, y si bien no destacó especialmente, sí tuvo cierto peso en la zona de creación. Es un avance que permite ser moderadamente optimistas con respecto a una posible recuperación del ‘cinco’. De todos modos, una cosa es jugar en Riazor y otra muy diferente es hacerlo a domicilio. Tarragona será, por tanto, una buena prueba para verificar si la mejoría del coruñés es real.