La Segunda B es una categoría llena de talentos ocultos. Jugadores que han dado un paso atrás para coger impulso en el fútbol profesional, veteranos con muchas horas de vuelo o jóvenes que están al borde de la explosión como futbolistas de élite. En Riazor.org queremos poner el foco en estos protagonistas que trabajan en la sombra tratando de llegar a lo más alto y por eso estrenamos nueva sección. En Ojo con… cada semana os traeremos un análisis en profundidad de uno de los jugadores más importantes del rival del Deportivo. En este caso, de Sergio Molina, mediocentro del Salamanca.
Para ello contamos con la colaboración de un profesional. Fiz Rodríguez, entrenador con licencia UEFA Pro y experiencia en Tercera División y Preferente, es actualmente analista de la SD Compostela en el cuerpo técnico de Yago Iglesias.
¿Quién es Sergio Molina?
Sergio Molina (Madrid, 1996) puede presumir de ser centenario ya en Segunda B a pesar de su juventud. Se formó en la cantera del Real Madrid antes de irse al Albacete. Pasó por el Navalcarnero y cumple su tercera temporada en el Salamanca, la primera en propiedad después de desvincularse definitivamente del conjunto manchego.
Mediocentro de calidad y equilibrio
Molina es un mediocentro clásico. Es capaz de adaptarse a cualquier disposición dentro de su equipo siempre cumpliendo esa posición de pivote. Es versátil, como demostró en el último partido del Salamanca actuando de central, y tiene gran calidad en el pase, tanto para iniciar el juego como para asociarse en distancias cortas. Siempre está bien colocado.
Timón y galones para Sergio Molina en el Salamanca
Aunque su posición puede variar en ocasiones puntuales, ocupa habitualmente el mediocentro del Salamanca, como pivote posicional por delante de la defensa. El juego ofensivo del conjunto charro pasa todo por él, presumiendo siempre de gran capacidad para asociarse por dentro con jugadores de calidad como Telles, Llorente o Mora.
Lo que hace indiscutible a Molina es su personalidad y capacidad de liderazgo, como ya mostró en Riazor en la primera vuelta completando un gran encuentro. Aporta un equilibrio y un saber estar del que sus compañeros en ocasiones carecen.
La mala dinámica del equipo salmantino ha provocado muchos cambios de esquema, pero Molina siempre ha permanecido en el pivote, donde también dirige las tareas defensivas. Su función varía dependiendo de cómo esté acompañado (otro mediocentro, interiores o mediapunta), pero tiene capacidad para dificultar la circulación del rival, buen despliegue físico y también para saltar a la presión del rival.