Sigue siendo la tercera categoría, pero esta Primera Federación poco tiene que ver con la Segunda B de antaño. Aunque el nivel viene muy definido por la composición del grupo y el actual conglomerado norte no parece ser el de mayor dificultad, la exigencia en la categoría del bronce ha subido desde la reestructuración auspiciada por Luis Rubiales aprovechando las circunstancias pandémicas. Y un buen ejemplo es la SD Tarazona, un equipo al que el salto a la Segunda B quizá se le hubiese hecho más fácil que este, a una Primera Federación en la que, por el momento, le está costando sumar.
Ojo, una cosa es adquirir regularidad positiva en la puntuación y otra muy diferente es competir. Porque el cuadro zaragozano cuenta actualmente con solo 8 puntos. Casi un 40% los cosechó en su única victoria, 3-0 contra el colista Sestao River. El resto, 2 igualadas en un hogar que hasta hace nada había sido itinerante y 2 empates a domicilio ante el Cornellà y Unionistas. Sus resultados no son para tirar cohetes, está claro. Pero la SD Tarazona vende muy cara su piel. De hecho, solo dos filiales desvergonzados como Barça Atletic (0-2) y Osasuna Promesas (1-3) han logrado ganarle por más de un gol.
Esa solidez defensiva que le hace haber encajado únicamente 7 dianas es la base sobre la que se asienta un bloque totalmente nuevo. El sufrido ascenso en Navalcarnero en una final de playoff taquicárdica no fue sinónimo de continuidad. El histórico delantero Javi Moreno dejó el banquillo y con él, la grandísima mayoría de futbolistas que lograron el salto de categoría. Tocaba empezar de cero, con el joven aunque ya experto Molo a las riendas de la dirección técnica en busca de asentarse como técnico en esta categoría.
Precisamente esa oportunidad de crecer en un entorno alejado de la presión y con bajas expectativas es la que buscan la mayoría de futbolistas que pescó el Tarazona para crear un equipo nuevo, en el que solo el extremo Javi Areso sabe lo que es vestir el rojo del cuadro aragonés antes de este mes de julio. Esa ambición por demostrar es el denominador común de un plantel joven, aunque con algún futbolista contrastado en la categoría.
Uno de esos ejemplos es David Cubillas. El último verdugo del Deportivo no continuó en el Castellón, pero ha sido capaz de encontrar un último o penúltimo acomodo en Tarazona para disfrutar del fútbol en activo. Titular indiscutible hasta ahora (1 gol), el exfutbolista del Fabril no ha sido capaz de aportar la pólvora a un equipo que va muy corto de capacidad para producir, pero también de efectividad. No en vano es el que menos genera en cuanto a volumen (6 disparos cada 90 minutos) y uno de los que menos goles esperados (xG) produce, con tan solo 0,88 por partido.
Una SD Tarazona basada en su defensa
De hecho, como ya se ha citado, 3 de sus 7 goles transformados hasta el momento llegaron en su mejor partido del curso, ante el colista Sestao River. 7 de los 11 encuentros restantes acabaron con un 0 en el marcador de la SD Tarazona, que prácticamente ha basado su capacidad para sumar en ese perfil defensivo que le hace ser uno de los equipos que menos concede, con 0,79 xG en contra y menos de 9 remates recibidos. De hecho, en los 2 encuentros que perdió por más de una diana, tanto Barça como Osasuna tiraron de pegada para castigar a un equipo que es capaz de plantear partidos relativamente cerrados.
Con el juego directo por bandera y dificultades para crear ocasiones más allá del balón parado, la SD Tarazona logra al menos ensuciar los encuentros desde el punto de vista del guion. Así sucedió en el último, un derbi ante el Teruel en el que el equipo zaragozano estrenó su nuevo césped natural. Después de tener que competir en Tudela o la Ciudad Deportiva del Zaragoza, es de esperar que el regreso a su estadio le supondrá un plus, aunque la mayoría de sus futbolistas tienen nula experiencia competitiva en un campo que con el adiós al artificial perderá parte de su dificultad.
Precisamente esa obligatoriedad de reformar el terreno de juego es otra más de las exigencias que el club ha tenido que asumir para colocarse al nivel de una categoría en la que está compitiendo a partir de su 4-1-4-1 que en defensa se convierte en un 4-4-2 relativamente presionante si el rival pretende iniciar asociándose. Areso y Guiu en las bandas y la pareja Fer Cano y Álex Gil por dentro han sido prácticamente inamovibles por detrás de Cubillas, mientras que el pivote único apunta a ser para el todavía joven aunque ya experto Mikel Carro, criado en la base del Athletic Club.
Atrás, el reconocido lateral derecho Borja San Emeterio y el central Isaac Amoah parecen fijos. Junto al senegalés ha venido jugando un Marc Trilles como muchos tiros pegados en la categoría, mientras que Yoel Ramírez parece haber ganado a Azón la posición en una portería muy dividida. Por el momento, el joven portero salido de Osasuna tan solo ha encajado un gol en 4 encuentros.
El meta ejemplifica mejor que nadie la fortaleza de una SD Tarazona que, si bien está sufriendo para adaptarse a la categoría en el que es su segundo año en el bronce en toda su historia, sobre todo en su casa es una gran muestra de ese prototipo de equipo de Segunda B correoso. Ese al que que hay que ganar apretando los dientes si uno quiere ser campeón en esta categoría. Ese que, aunque parezca que va muy exigido, exige como el que más.