El jugador ourensano se ha consolidado en el once de Vázquez y vive su mejor temporada como blanquiazul a pesar de ser un teórico descarte en pretemporada.
La irregular carrera de Diego Seoane con la camiseta del Deportivo parece haberse estabilizado este año, una temporada que se presentaba negra para él pero que le ha deparado, con el tiempo, un hueco en la plantilla y últimamente también en el equipo titular. Su capacidad para adaptarse con facilidad a la banda izquierda ha sido determinante para que Fernando Vázquez se decidiese a incluirlo en sus planes, tras probar primero con Luisinho y más tarde con Manuel Pablo en dicho puesto.
Hace exactamente un mes, en el duelo contra el Hércules en Riazor, Seoane saltaba al campo en el minuto 67 sustituyendo a un Sissoko aún bastante flojo de forma. En un partido que se había complicado por la expulsión de Luisinho, el rubio lateral trenzaba con Domínguez una jugada bastante simbólica si tenemos en cuenta su trayectoria desde entonces. Tras aquella pared y el posterior centro medido a la cabeza de Toché (que el murciano remataba inapelable para dar los tres puntos al Dépor), Seoane ha disputado cuatro encuentros, todos como titular, en los que ha ido aumentando sus prestaciones defensivas. Todo un éxito para un jugador al que muy pocos esperaban y que acumula 15 participaciones en el presente curso.
En este contexto, su progresión y estabilidad se ven amenazadas por la vuelta de Luisinho. Vázquez, con el equipo plagado de bajas, deberá decidir si sigue apostando por el canterano en el lateral zurdo o incluye ahí al portugués. La cuestión se presenta peliaguda: en el caso de que el técnico apueste por el Luisinho interior se vería obligado a mover a Rabello, quien también venía asentándose en esa posición. De optar por darle entrada en defensa, sentaría a un jugador que ha empezado a convencer incluso a sus más serios detractores. El sábado saldremos de dudas.