Marchena no ha renovado con el conjunto herculino, lo que deja a la zaga sin la figura de un líder, esencial en las últimas temporadas.
El Real Club Deportivo se ha caracterizado en los últimos años por haber sido un bloque fuerte defensivamente. De la mano de Jabo Irureta, Joaquín Caparrós, Miguel Ángel Lotina y José Luis Oltra -en Segunda División-, los blanquiazules casi siempre han sido de los conjuntos menos goleados durante el Siglo XXI, en mayor medida gracias a la presencia de un líder en el centro de la zaga, un futbolista veterano, seguro y contundente sobre el que se movía el resto de la línea de cuatro -o de cinco-, al que confiaba gran parte de la responsabilidad. Por primera vez en mucho tiempo, el equipo gallego no cuenta con este jugador, y está obligado a encontrarlo, de una forma u otra.
Carlos Marchena fue uno de los grandes protagonistas en los triunfos de los coruñeses en la temporada 2012/2013, de los cuales siete fueron con él en el campo. Aunque no pudo impedir que los suyos hiciesen, en general, un curso pésimo en tareas defensivas, sí hizo mejores a Aythami, a Zé Castro y a Kaká, que sin la participación del sevillano estuvieron perdidos y desordenados, cometiendo errores importantes.
El jugador de 33 años firmó por la entidad herculina en verano de 2012, con una cláusula de renovación automática en caso de que disputase, como mínimo, 30 encuentros oficiales con la casaca deportivista. No los alcanzó -sumó 22-, y no ha habido noticias de una prolongación de contrato por otra vía, por lo que su continuidad en el club está descartada.
Marchena, campeón del mundo y de Europa, llegó a A Coruña para llevar a cabo el papel de Diego Colotto, que en la campaña 2011/2012 fue una de las piezas esenciales para el regreso a la máxima categoría, y estuvo en todas las listas de los mejores centrales de Segunda División. A su vez, el argentino había recogido el testigo de Alberto Lopo -con el que compartió titularidad en muchas ocasiones-, encargado de realizar las funciones que anteriormente habían ejecutado Fabricio Coloccini, Jorge Andrade o Noureddine Naybet.
Ahora, el Deportivo ha perdido la figura del mariscal en el centro de la defensa, una clase de jugador de presencia obligatoria en todo bloque sólido y competitivo. Fernando Vázquez tiene que conseguir que Aythami -27 años- o Zé Castro -30 años- den un paso al frente, por el bien del equipo y por el de Pablo Insua -19 años-, que no debería asumir responsabilidades que, de momento, no le tocan.
Otra opción para el club blanquiazul sería la adquisición de un central de estas características, algo que parece complicado dada su precaria situación económica. Ya sea de esta manera, o con la toma de protagonismo del canario y del portugués, en el centro de la defensa tiene que haber un líder para conseguir resultados y para que los jóvenes valores por los que se apostará en el proyecto de futuro crezcan, a su lado, de una forma natural.