Llegó a Barcelona el pasado verano procedente del Deportivo para dejar atrás un mal año en lo físico y en lo mental y, al calor de uno de los mejores clubes formadores del mundo, reflotar su carrera. Pero el primer año de Trilli ha sido incluso peor que su último curso en A Coruña. Porque el ortegano ha ido encadenando lesión tras lesión. Y esos problemas físicos, de índole muscular, le impedirán regresar este domingo a Riazor vistiendo la camiseta del equipo contrario.
482 minutos repartidos en 10 partidos. Es el pobre balance de Trilli a lo largo de este curso. El lateral se perdió parte de la pretemporada y no pudo debutar con la blaugrana hasta el 24 de septiembre, en la jornada 5. Contra el Tarazona tuvo sus primeros minutos y, poco a poco, fue creciendo en participación hasta encadenar 9 presencias consecutivas.
En esa racha de duelos, Trilli pidió el cambio a la media hora frente Osasuna Promesas. Era finales de octubre. A la semana siguiente, tras lo que parecía solo un susto, fue titular y completó en Majadahonda su mejor partido. Pero tan solo 7 días después, empezó como suplente frente al Sabadell. Dentro de esa dinámica de picos de sierra, el defensor volvía al once en León. Pero ahí, aquel 19 de noviembre y tras jugar 85 minutos, la racha se cortó y él desapareció.
Tras aquel choque, el canterano deportivista no pudo estar en el duelo de la primera vuelta frente al Dépor, en el Johan Cruyff. Pero junto a ese duelo, se perdió los correspondientes a cinco meses de competición. Trilli regresó frente a Unionistas, el 14 de abril. Pero fue un visto y no visto. Tras entrar en el descanso, no pudo completar la segunda parte y abandonó el campo entre lágrimas que poco tenían que ver con la dolorosa goleada sufrida por su equipo.
De este modo, Trilli ha perdido entre lesiones y lesiones otro año. Una faena para el joven y una faena para su club. Porque lo que parecía una posición cubierta con las absolutas garantías de Trilli y el juvenil Héctor Fort, se ha convertido en un auténtico agujero para Rafa Márquez. Así, el filial visita este domingo al Deportivo en un duelo directo y que puede ser definitivo por el ascenso directo con un agujero en el lateral derecho.
Con Trilli fuera de combate, la total responsabilidad recaía en Héctor Fort. Pero el barcelonés ha ido dando tumbos y acelerando su crecimiento a pasos agigantados. Porque si en la primera vuelta el Mundial sub-17 le obligó -junto a un alto número de culés- a perderse varios encuentros, las necesidades de Xavi Hernández le han ido conduciendo en este segundo tramo de temporada al primer equipo de manera sistemática al mismo tiempo que Pau Cubarsí, aunque sin un protagonismo tan evidente.
Así, el encuentro ante el Dépor de la primera vuelta -en el que regaló una gran asistencia a Pau Víctor- fue uno de los últimos del juvenil con el filial. Porque tras completar el mes de diciembre a las órdenes de Rafa Márquez, el preparador mexicano tan solo ha podido tirar de él en dos encuentros en este 2024: el 25 de febrero ante la Cultural (4-0) y el 31 de marzo en Pamplona (2-3). Así, a los 1.125 minutos que acumula con el equipo ‘B’ ya le hacen sombra los más de 500 que suma con el primer plantel blaugrana.
La improvisación del Barça Atlètic
Sin Trilli y sin Fort, Rafa Márquez ha tenido que ir improvisando para cubrir el puesto de lateral derecho. Teniendo en cuenta que el número de efectivos defensivos tampoco sobresalía, el técnico del filial apostó por probar primero con Moha y luego, con Marc Casadó. Dos centrocampistas como laterales derechos. Dos conductores de juego a los que se le han unido otras ‘probaturas’ como la del espigado central juvenil Sergi Domínguez.
El Barça Atlètic juega, por lo tanto, con una debilidad evidente no solo a la hora de defender, sino de generar profundidad por ese carril derecho. Una debilidad que, además, le genera otro problema en la sala de máquinas. Porque aunque el catálogo de recambios es más amplio en esa zona, Casadó y Moha son elementos claves en la estructura de Márquez.
Así, aunque ha ido modificando patrones y buscando soluciones como generar amplitud con el extremo a pie cambiado Naim García, la inclusión cerca de él del dinámico cadete Guille Fernández y el colocar por dentro a su supuesto lateral, el agujero del filial salta a la luz.
Una debilidad que el Deportivo debe aprovechar el domingo, siempre que el club decida proteger a Fort y reservarlo para el partido del primer equipo el lunes, en San Sebastián. Quizá Yeremay Hernández volviendo a actuar, de nuevo, de extremo más puro. Quizá con una solución más colectiva desde la que hacer daño por el carril diestro. Ese desde el que el único capaz de aguantar el ritmo en la segunda vuelta puede sangrar en Riazor.