El Deportivo volvió ayer a la Champions League gracias a las declaraciones del entrenador del Arsenal, que utilizó la gesta blanquiazul de abril de 2004 como referente para sus jugadores. Sin embargo, los gunners se quedaron a un paso de la gloria.
Ayer martes fue un día especial para cualquier aficionado deportivista. La conmemoración de los 10 años del Centenariazo, una de las hazañas que pasará a la historia del club, llenó de buenos recuerdos la memoria de miles de sus seguidores y volvió a situar al Deportivo en un espacio preferente de los medios de comunicación, generalistas y deportivos, de toda España.
Fuera de nuestras fronteras, también el equipo coruñés fue noticia. No por el Centenariazo, sino por otra ‘machada’ que realizaría años más tarde: la remontada al Milan en los cuartos de final de la Champions League 2003-2004. Fue Arsene Wenger, actual técnico del Arsenal, quien mencionó aquella mágica noche de abril de 2004 en la que el Deportivo remontó el 4-1 de la ida al entonces campeón de Europa y la puso como ejemplo a seguir para sus jugadores antes de enfrentarse ayer al Milan en el Emirates Stadium.
Wenger recordaba aquel hito, que convirtió al Deportivo en el primer equipo que remontaba tres goles en una eliminatoria de Champions League, en la rueda de prensa anterior al partido. “Recuerdo aquel encuentro, lo vi entero aquella noche… La Coruña tenía entonces un equipo fantástico. Tenía a Fran y a Valerón, un jugador excepcional que pienso que nunca ha tenido la recompensa que se merece. Tenía también a jugadores brasileños como Mauro Silva, Djalminha… jugadores excepcionales”, opinó el francés.
Remar para ahogarse en la orilla
Esta vez, al Arsenal se le pedía el más difícil todavía: remontar los cuatro goles encajados en San Siro para forzar la prórroga. No fue posible, aunque como en el caso del Deportivo, los ingleses llegaron al descanso con el mismo resultado, tres a cero y marcaron el tercer gol en el mismo minuto, el 44. Las similitudes eran cada vez más evidentes, pero variaba un detalle. Para los coruñeses el trabajo ya estaba hecho, mientras que al equipo de Wenger le quedaba un único gol para igualar la eliminatoria.
El Milan de ayer volvía a parecer aquel juguete manirroto de 2004 con paralelismos como Ibrahimovic, tan perdido como lo estuvo Kaká en aquella ocasión. Sin embargo, ayer, el despliegue físico del Arsenal en la primera parte y la notable actuación de Abbiati, suplente de Dida en Riazor, fueron escollos insalvables para los londinenses, que atacaron hasta el final con más voluntad que ideas. El traspié sufrido años atrás en A Coruña parece que no surtió el efecto deseado en un Milan, que esta vez jugó con fuego pero no llegó a quemarse.