Pese al pleno de victorias, el gran marzo del Deportivo no bastó para que los herculinos llegasen al tramo final de competición con opciones de ascenso. Así, los de Rubén de la Barrera afrontaban abril buscando asegurar su plaza en Primera RFEF, el mínimo exigible tras otra temporada decepcionante.
Confirmando la tónica habitual, el equipo se mantuvo firme como local, pero fue incapaz de vencer a domicilio. La segunda fase arrancaba el 4 de abril, con la visita a Riazor del Marino de Luanco. Siguiendo la inercia triunfal con la que el Dépor finalizó la primera fase, un penalti transformado por Miku valió los tres puntos.
Las dudas, eso sí, volvieron una semana después. En el campo del Langreo, un plantel correcto y poco más, el Deportivo firmaba su primera derrota en casi dos meses. Un centro lateral, gran problema defensivo del curso, supuso el tanto de los asturianos. Granero midió fatal y Muñiz batía a Lucho García, que veía cortada su racha de cuatro partidos sin encajar.

Una final ante el Numancia
Superado por el Racing de Ferrol y con un punto de ventaja sobre el Numancia, el Dépor recibía precisamente al equipo soriano. Era un partido con aire de final, pues un triunfo visitante dejaría al Deportivo fuera de los puestos de permanencia. Con estos ingredientes, el equipo gallego mostró su versión más seria (aunque un nuevo error de Granero permitió anotar al conjunto visitante).
De este modo, los goles de Celso Borges, que al fin veía puerta, y Miku, de nuevo desde los 11 metros, valían tres puntos de oro. Recuperaba así el Dépor los cuatro puntos de ventaja sobre el Numancia. En el último partido del mes, un nuevo tropiezo a domicilio (0-0 en Luanco) no permitía aumentar esta distancia.
De hecho, el 3-0 cosechado por el Numancia ante el Compostela, con doblete del hoy deportivista Menudo, volvía a reducir el colchón blanquiazul. Con todo, el cuadro herculino afrontaba los dos últimos partidos del curso, que llegarían ya en mayo, dependiendo de sí mismo para certificar su presencia en Primera RFEF.