Ager Aketxe llegó el pasado verano al Deportivo con el golpeo a balón parado como su principal virtud. Apenas tardó unas semanas en demostrarlo y, aunque a medida que avanzó la temporada perdió efectividad, no hay falta que con el vasco en el campo no suponga una ocasión de peligro para el equipo blanquiazul. Además de su precisión, llama la atención su curiosa forma de golpear que, como reconoce en una charla con Miguel Quintana, ha ido perfeccionando con el tiempo: «Cuando empecé a golpear el balón así me preguntaban por qué, si ya las metía normal».
Aketxe recuerda que no tardó en darse cuenta de que iba a ser una de sus fortalezas: «Desde pequeño era una cualidad que se me daba bien. Y yo lo veía. Van pasando etapas y cambias el golpeo. Y empecé a fijarme en jugadores. Veía vídeos de Juninho Pernambucano, de Assunçao, pero sobre todo fue a raíz de ver a Cristiano Ronaldo en el Manchester. A mí me impresionaba. Empecé a golpear así y la gente me preguntaba por qué, si ya las metía normal. Pero yo creía que podía marcarlas así. Con la práctica me empezó a salir, porque al principio la sacaba del campo. Y entonces empezaron a tomarme en serio«.
El zurdo reconoce que ensaya mucho, pero que tampoco es un estudioso del golpeo. Sino que le sale por naturaleza: «No sabría decir si me fijaba en algo concreto. Por ejemplo, este año Borja Galán, que se fijaba mucho, me grabó una falta y me la puso a cámara lenta. Me decía que daba como un saltito del que yo ni me había dado cuenta. Y sí lo hago. Es algo que sale natural, sale solo».
Aketxe y la sorpresa con La ‘magia’ de Fernando Vázquez
Aketxe también tuvo tiempo para dejar sus sensaciones en esta temporada tan extraña que está viviendo en el Deportivo. Reconoció el peso que tendría en su carrera descender con el Dépor a Segunda B, «sería como bajar con el Athletic a Segunda, una mancha en el currículum», y destacó el alivio que supuso para la plantilla, a nivel social, la llegada de Fernando Vázquez: «Hizo así (chasquido de dedos) y lo cambió todo. Nos ayudó muchísimo. Según llegó ya teníamos a 200 aficionados animándonos en el entrenamiento. Fue muy inteligente. Nosotros antes de que viniera ya teníamos esa cosa de que algo iba a cambiar. Y nos desbloqueó a todos. Porque al final cambiaron Sabin y Çolak. Que son dos jugadores importantes, pero los otros éramos nueve que veníamos haciendo esa ruina de primera vuelta«.