Un ‘camaleón’ capaz de llevar el peso del partido con pelota, como demostró durante un buen tramo ante el Racing de Ferrol, pero al que sobre todo le gusta correr. Ese es el Albacete Balompié al que mañana viernes se mide el Deportivo de La Coruña.
Alberto González, ideólogo de aquel gran Linares que se cruzó dos veces en el camino del Dépor, dirige a una plantilla con recursos variados, capaz de adaptarse a las necesidades. ¿Que debo cederle la pelota al contrario? Lo hago y presiono arriba para intentar recuperar alto y contraatacar con menos metros por delante. ¿Que necesito imponerme desde mi fase ofensiva? Tengo el balón y busco un fútbol veloz, con mucha movilidad.
Solo desde esa capacidad de mudar de piel cual camaleón se entiende el cambio de tendencia que el Albacete cristalizó el pasado fin de semana, cuando puso fin a una racha de tres derrotas consecutivas con un triunfo de mérito ante el Racing de Ferrol y mucha pegada.
El técnico andaluz dejó atrás su 4-2-3-1 más canónico, con extremos naturales y una idea de juego algo más reactiva para pasar a proponer. En el partido de A Malata retocó su once con hasta 8 cambios que demuestran la profundidad de una plantilla sin demasiados grandes nombres, pero con un nivel medio relativamente alto.
González modificó hasta la portería, en la que dio entrada a Carlos Rivero, exmeta del Valencia, en lugar de un Raúl Lizoáin al que el grotesco error que supuso la derrota ante el Eibar quizá le marcó en demasía. Tampoco hasta su suplencia había generado una excesiva seguridad el exmeta de Cartagena, Andorra o Mirandés, al contrario que un Jon García que a sus 33 años vive el mejor momento de su carrera. El excentral del Racing de Ferrol es el jerarca de la línea defensiva. De hecho, ha sido el único futbolista del cuadro albaceteño con pleno de minutos.
El defensor mantiene la tendencia al alza que arrancó a las órdenes de Parralo en Ferrol y hoy no solo es un ganador nato de duelos aéreos, sino que corrige bien a su espalda gracias a sus buenas ubicaciones y lecturas e incluso inicia el juego con solvencia. A su lado parece que se consolida Juan Antonio Ros, con los potentes Juan María Alcedo y Álvaro Rodríguez como laterales correctos a nivel defensivo y con mucha capacidad cuando rebasan la línea media del campo.
El Albacete, una dinámica electricidad hacia delante
En el centro del campo, llegan las dudas. Porque el gran partido de Ále Meléndez en A Malata le hace llamar a las puertas de la continuidad. El menudo centrocampista, con el que Alberto González ya había coincidido en el Linares, es un futbolista capaz de dotar de enorme continuidad el juego ofensivo asociativo de un equipo. De hecho, su presencia fue clave para elevar enteros la fluidez del Alba la pasada semana, en un doble pivote de todo menos posicional junto a Riki Rodríguez.
El capitán es otro de los indiscutibles para González. Presente ya en aquel partido de infausto recuerdo contra el Albacete en Riazor en el que estaba en juego el ascenso a Segunda, Rodríguez ha adquirido todavía una dimensión tras lograr mucha continuidad en esta categoría de plata. No hay nada que se le resista dentro de sus funciones al canterano del Oviedo, un auténtico correcaminos que destaca por su llegada al área rival.
Esa enorme movilidad de Riki es el signo de identidad de un Albacete dinámico si por en el último tercio se juntan Agus Medina, Fidel, Juanma García y Quiles. Ninguno es un extremo al uso, ninguno es un mediapunta nato y ninguno juega de ariete. Todos hacen de todo.
Así, el trabajador centrocampista Medina ejerció como falso extremo derecho hace una semana, pero con sus apariciones por dentro el Alba encontró a un futbolista desde el que obtener superioridades en el carril central y amenaza en el área. Mientras, Fidel aporta la clarividencia con el esférico. El ex del Elche parece haber dejado atrás sus tiempos de extremo para convertirse en algo más parecido a un enganche que aparece para dar soluciones al apoyo en todas las partes del campo.
Por su parte, el menudo Juanma García es un delantero menudo y potente al que González está explotando en banda cuando parte de inicio. El pasado fin de semana, no solo aportó puntualidad para anotar el 0-1, sino esa dosis de poderío al espacio y calidad para no desentonar jugando al pie. Una visión que no le esquiva a Alberto Quiles, que en A Malata volvió a jugar de delantero centro después de participar mucho este curso como extremo derecho. Con su presencia en punta, el Albacete ganó a un futbolista muy dotado para jugar al apoyo al que supo compensar cada vez que desaparecía de esa posición de ‘9’.
Sin todavía haber anotado y con un penalti a lo ‘Panenka’ fallado en su mochila, Quiles apunta de nuevo a titular ante su exequipo y es una de las principales amenazas de un equipo indescifrable, que cuenta en el banco con el ariete Higinio, extremos ‘de verdad’ como Morcillo o Lazo, el cerebro de Rai Marchán o los laterales Javi Rueda y Jaume Costa. Alternativas todas ellas no solo para cambiar dinámicas durante el partido, sino desde el inicio y convertir al Albacete en ese camaleón que no suele negociar el ritmo alto con pelota y la presión elevada, pero sí modifica su piel para adaptarse a cómo puede hacer más daño a su rival.