Sí, es un filial. Sí, del eterno rival. Pero a día de hoy, el Celta B es el mejor equipo desde noviembre en la liga en la que el Deportivo compite. Por eso el conjunto céltico amenaza con armas futbolísticas reales Riazor. Porque aunque no vaya a poder contar con Miguel Rodríguez y tenga entre algodones a Iker Losada, maneja recursos ofensivos de sobra para dar un susto a cualquiera. Y en defensa muestra una solidez impropia de un equipo tan joven.
Porque no, el Celta B no es el Celtic. Pero nadie ha sido mejor durante los últimos cuatro meses y medio de liga. En la jornada 11, a inicios de noviembre, el Celta B cayó en Badajoz y tocó fondo. Con 10 puntos de 33 posibles, estaba en descenso. era evidente que el filial estaba pagando la novatada de su juventud. Parecía condenado a sufrir. Pero entonces llegó el parón por la Copa. Y el cuadro céltico empezó a construir una racha que le ha llevado del 16º al 5º puesto en 17 jornadas. Prácticamente una vuelta de competición en la que ha sumado 12 triunfos, 3 empates y 2 derrotas. Es decir, 39 puntos de 51 posibles.
Así, con 30 goles a favor y 12 en contra en este período, el Celta B solo se ha hincado la rodilla en Talavera (1-0) y Majadahonda (1-0, en el tramo final). Y únicamente ha empatado en casa contra el Algeciras y el San Fernando, en dos encuentros que comenzó perdiendo 0-2 y logró igualar (2-2). El tercer empate, en Fuenlabrada con un gol postrero de Fer Ruiz (1-1).
Alcorcón (1-0) y Racing de Ferrol (1-0) han caído en Balaídos desde que el equipo vigués cogió la cresta de la ola. Y también ha sido capaz de vencer 0-2 en Córdoba y ya es el visitante con más media de puntos del Grupo 1, empatado con el Castilla: promedia 1,78 en cada salida gracias a sus 25 en 14 encuentros. Solo el Alcorcón, que ha disputado 15 choques fuera, tiene más puntuación neta (26), aunque peor promedio (1,73).
Un Celta B completo
De este modo, Claudio Giráldez ha construido un bloque muy completo que ha mejorado mucho con respecto al bloque del partido de ida. El cuadro celeste es un equipo combinativo. Tiene paciencia para construir, pero sabe cómo y cuándo acelerar gracias a la movilidad de sus piezas. Cuando alguien va al apoyo, otro ataca el espacio. Y así, el equipo encuentra dinamismo de juego en último tercio, donde a otros se les apagan las luces. Pero además, también sabe esperar y correr a la contra. En defensa, le gusta presionar alto. Pero si no roba, sabe juntarse para protegerse en un bloque más bajo.
El Celta B es uno de los equipos que más pases acumula por partido, con 383. Aunque Dépor (465), Córdoba, Castilla, Racing de Ferrol, Alcorcón y Rayo Majadahonda le superan en este sentido. ¿Por qué? Porque, como decimos, el conjunto olívico prioriza jugar rápido. No tiene problema en ser agresivo en sus movilidades para generar posibles ventajas o para atacar una situación propicia que ha detectado. De este modo, no es de extrañar que su ritmo de circulación, que mide número de pases por minuto de posesión), sea el segundo más alto (14), solo por detrás del que promedia el Deportivo (15,4).
Esta forma de jugar le permite producir de manera más que notable sin la necesidad de utilizar el centro lateral (el que menos centra del Grupo 1), pues su carrileros juegan en amplitud, pero no como recurso para profundizar y centrar. Así, el Celta B promedia casi 12 chuts por cada 90 minutos y 1,45 goles esperados (xG) por partido. Es el segundo mejor equipo en este sentido. Y lo aprovecha gracias a una buena eficacia, pues acumula 42 dianas anotadas, el que más en el Grupo 1 junto al Alcorcón.
En este sentido, destacan las aportaciones de Miguel Rodríguez (8 goles), Iker Losada (9 dianas), Lauti de León (6 tantos) y Raúl Blanco (6). El primero es baja segura por acumulación de amarillas. Sin él, el Celta pierde a su futbolista más capaz por desequilibrio individual puro. Mientras, el capitán Losada es duda. De no jugar, el filial no contaría con los dos hombres encargados de acompañar habitualmente al punta en el 3-4-3 de Claudio Giráldez. Rodríguez y Losada aportan juego entre líneas, amenaza al espacio, desborde, llegada y remate.
Sí apunta a estar Lauti, aunque vuelve tras lesión. Con él, el Celta B gana un punta más referencia capaz de correr y, sobre todo de rematar. Este curso, además, está siendo capaz de encontrar el acierto goleador. Porque en poco más de 1.200 minutos acumula 6 dianas. Una cifra interesante pero que todavía lo es más si se tiene en cuenta que únicamente ha tenido ocasiones por valor de 2,81 goles esperados.
Algo similar sucede con Raúl Blanco. El primo de Iago Aspas y último exponente de la prolífica saga de los Juncal apunta a titular ante la baja de Miguel. Blanco es, al contrario que Rodríguez, más centrocampista que delantero. Y juega mejor con el balón al pie que al espacio. Pero este curso, en ese rol de mediapunta derecho, el zurdo también está encontrando puerta con mucha facilidad.
Por el costado izquierdo, si Losada no se recupera, es de esperar que Hugo Álvarez ocupe esa posición y deje su habitual puesto de carrilero para Medrano. Y es que el carril zurdo del Celta B es mucho más dúctil que el derecho. Porque Álvarez, un centrocampista diestro, puede jugar como mediapunta izquierdo o en un rol más parecido al carrilero. Por su parte, Fer Medrano es lateral izquierdo de naturaleza, pero tiene capacidad para jugar tanto de tercer central como de carril, como ha venido haciendo en los últimos partidos.
Por la derecha, el comportamiento cambia y los roles están mucho más definidos con un carrilero natural como Thomas Carrique y un hombre por delante que apunta a ser Blanco, aunque podría ser Pablo Durán, más capaz de estirar al equipo con sus desmarques largos. Mientras, en la sala de máquinas Martín Calderón parece fijo, pues es clave en el inicio de juego del equipo.
Dependiendo del plan de partido, Claudio Giráldez puede optar por otro perfil creativo y dinámico a su lado, como Hugo Sotelo o Damián Rodríguez, o reforzar el aspecto físico con Víctor San Bartolomé. Tanto Calderón como San Bartolomé son fichajes de este curso mayores de 23 años que llegaron para dotar de experiencia a un filial que, otros cursos, apostaba por incorporar un mayor número de jugadores de este estilo para mezclar con jugadores criados en A Madroa. El otro es el meta Christian Joel, que ha reforzado la competencia en la meta y es una de las claves de la seguridad del Celta B atrás.
Con puntos débiles
Por último, en la línea de tres centrales Javi Domínguez, llegado del Talavera (pero todavía sub-23), suma poderío en el perfil derecho. Y todo hace indicar que Carlos Domínguez, en dinámica del primer equipo, le acompañará. Ante la ausencia de Sergio Barcia, es probable que sea el joven Gael Alonso quien complete esa línea de tres que, sobre todo, es capaz de defender su espalda en los momentos en los que el equipo presiona alto.
El cuadro celtiña es, por lo tanto, un bloque relativamente compacto para ser un filial. Aunque, como todos, sufre, En su caso, en el balón parado y en los centros laterales. Esa defensa del área es el punto débil de un equipo que, precisamente por eso, quiere ir a presionar muy arriba, pero no es impetuoso una vez no recupera la pelota y el rival progresa. Y aunque interpreta bien los momentos defensivos y cada vez ofrece menos facilidades, todavía promedia 9,1 remates concedidos y 1,12 goles esperados en contra por partido.
Es decir, tiene puntos débiles y son los que tratará de aprovechar el Deportivo para ganar al mejor equipo no solo de la segunda vuelta, sino de los últimos cuatro meses y reforzarse con puntos y moral de cara a afrontar un tramo final con muchos partidos contra rivales directos. Este es el primero.