Carolina Arbeláez, jugadora del Dépor ABANCA, apenas ha tenido tiempo de disfrutar su estancia en A Coruña. Tras su fichaje a finales de 2019, el coronavirus frenó en seco una temporada en la que las blanquiazules estaban haciendo historia.
Como si fuesen dos caras de la misma moneda, mientras el fútbol masculino ha retomado los entrenamientos, el femenino no lo hará tras la finalización de la competición. Una decisión que ni entiende ni comparte, como le ha asegurado a la agencia EFE en una entrevista.
“Me parece un poco ilógico y la mayoría de mis compañeros pensarán también lo mismo. Son decisiones un poco machistas. No sé bien qué palabra utilizar. Lo respeto, pero no parece correcto”, explicó. Además, no entiende «la diferencia» entre unos y otros.
Una temporada «increíble»
Por otro lado, la futbolista destacó que la temporada del Dépor ABANCA es «increíble para un recién ascendido». Además, lejos de su Medellín natal, agradece que el club haya estado «muy pendientes» tanto de ella como de Lorena Bedoya durante el confinamiento.
A la hora de repasar su temporada, «estaba cumpliendo demasiados sueños y demasiado rápido. Llego a un club que sube a Primera, que está teniendo tan buenos resultados gracias a lo que habían logrado mis compañeras ya antes de incorporarme y es algo muy bonito, único. Sabía que este era un equipo muy ganador, que venía haciendo cosas increíbles. No tuve mucho protagonismo, pero lo importante es que el club sí lo tuvo».
En el recuerdo, la eliminatoria contra el Barcelona en Copa de la Reina
“Cuando estaba en Colombia veía a estas jugadoras como las mejores del mundo, una potencia, soñaba con jugar algún día contra ellas y eso se dio pronto. No conseguimos el objetivo de ganarles, pero aguantamos 119 minutos en su campo. Les hicimos sufrir”, recordó.
Enamorada de A Coruña
Además, Carolina reconoció que se ha enamorado de A Coruña. Su día a día empieza bien temprano, a las 6 de la madrugada. “Voy trotando hasta la Torre de Hércules, y, si me saludan en la calle, me emociono. Me he metido al mar (con el agua a unos 16 grados), que es parte de la crioterapia. Me voy congelada hasta casa, con los labios morados”.
El freestyle, más que un hobbie
Además del fútbol, le encanta el freestyle, como demostró ya con varios retos. «Lo considero un deporte diferente, pero me ayuda y complementa, me da un poquito más de técnica«. Eso sí, con diferencias entre ambas disciplinas. «Uno es volteretas y malabares, y estos son puro cerebro, fútbol sencillo de un toque. A mí me encanta el freestyle, pero me apasiona más marcar un gol, hacer un buen pase o una recuperación».
La tele caída durante el confinamiento
Durante estos meses, su salón fue el patio de juegos de ella y su compañera de equipo. “Estábamos Lorena y yo jugando a dos toques cada una sin dejarla caer, ya nos sentíamos muy cracks, como si estuviéramos en el estadio, le pegamos al televisor y lo dañamos. La vida es un ratico. En esta cuarentena me di cuenta de que la vida es muy corta”.