Rubén de la Barrera regresó por todo lo alto al Deportivo de La Coruña. A pesar de llevar solo tres días trabajando con el nuevo cuerpo técnico, el conjunto herculino firmó una gran goleada para cerrar la temporada regular en Riazor y seguir aspirando, al menos, a la tercera posición. El Deportivo 4-0 Algeciras elevó la moral de cara al playoff de ascenso y, sobre todo, dejó muchos detalles de lo que puede ser la nueva etapa con el técnico herculino. Analizamos cinco nombres propios según los datos del partido.
Ian Mackay
El portero coruñés hizo una gran parada para evitar el 1-1. Pero más allá de esa acción, su principal labor en lo referente a las acciones con balón estuvo en la distribución. Ian Mackay recuperó el rol de ‘portero organizador’ que tenía en el Sabadell y no había replicado en el Dépor ni con Borja Jiménez, ni con Óscar Cano.
Con su llegada, Rubén de la Barrera parece que trae el claro mensaje de arriesgar en el inicio de juego para generar ventajas que pueden ser aprovechadas en las siguientes zonas del campo. Y todo ello pasa por implicar al guardameta como un jugador más en la circulación. Es más, pasa por convertir al guardameta en el futbolista que decide cómo comenzar los ataques.

De este modo, el hecho de que Lapeña sacase de puerta en corto hacia Mackay y no viceversa fue un cambio que puede parecer poco significativo, pero ni mucho menos menor. Porque con los dos centrales abiertos sobre la posición central de Mackay, el portero era quien retenía el balón hasta provocar que un jugador del Algeciras le saltase y, entonces, decidir hacia dónde jugar. Así, el Deportivo no tenía que retrasar a un centrocampista a esa altura y obtenía una solución más por delante de balón.
No fue casualidad que Mackay firmase su partido con más pases: 32 exitosos y 33 intentados. No solo de este curso, sino también del anterior. Porque su media en ambas temporadas, siempre según Wyscout, se concreta en 14.
Orest Lebedenko
El lateral ucraniano recuperó la titularidad para no soltarla, pues firmó probablemente su mejor partido como deportivista. A su habitual buen nivel en defensa sumó trascendencia con balón. Empezando por su trabajo en fase defensiva, Lebedenko ganó 9 de 11 duelos defensivos y realizó 10 interceptaciones, más que ningún otro compañero.
Pero como decimos, el salto cualitativo fue su aportación ofensiva. La presencia de Yeremay ‘pinchado’ en la banda izquierda condujo a que pudiese actuar más bajo y, por tanto, participar más en la salida de balón. Abierto en banda, decidió casi siempre bien.

Pero, a mayores, fue capaz de interpretar las movilidad de los futbolistas que tenía por delante y ocupar el espacio indicado para ofrecer una solución de pase. Así, cuando Soriano cayó a banda para arrastrar a uno de los pivotes, Lebedenko apareció en espacios interiores para mantener la superioridad del Deportivo por el carril central y ayudarle a progresar. Esa presencia de los laterales en carril central ha sido habitual en muchos de los equipos de De la Barrera. Y con las características de Orest, parece que el técnico puede replicar ese movimiento.
El ucraniano también firmó su partido con más pases intentados. Fueron 61, 48 de ellos buenos (el 77,7%). A mayores, la citada presencia de Peke por delante le permitió aparecer en numerosas ocasiones desdoblándose, sin tener que ser él el protagonista de las internadas. Aunque solo colocó un centro, sus llegadas potenciaron la sensación de peligro por el carril zurdo.
Mario Soriano
El madrileño volvió a dar una lección magistral de cómo dotar de dinamismo la fase ofensiva de un equipo. Lo hizo gracias a su talento natural para reconocer espacios libres, perfiles adecuados y ubicaciones de compañeros y rivales. En uno de los partidos con menos pases del Dépor en Riazor, Mario Soriano firmó uno de sus encuentros de la temporada con más participación.
Sin Isi ni Rubén Díez, el madrileño fue el motor ofensivo del equipo. Su posición inicial de mediapunta no le hizo aparecer por zonas diferentes a cuando arranca desde la izquierda. Pero la ausencia de tantos centrocampistas en la base de la jugada y la presencia de Yeremay pegado a la banda le permitió jugar con más libertad y menos vigilado.

Mario Soriano dio soluciones cuando descendió. Pero, sobre todo, se sujetó entre líneas para ser receptor de ese pase que permitiese al equipo progresar y acelerar la jugada. Eso le hizo ser también muy partícipe en la zona de finalización: marcó un gol tras ayudar al ‘colapso’ de Rubén Miño con su presión, dio la asistencia a Yeremay en el 2-0 y ‘regaló’ tres pases claves (que acabaron en remate de sus compañeros). Soriano cogió las llaves del equipo y no las soltó.
Yeremay Hernández
El canario obtuvo su primera titularidad en liga con el primer equipo y fue otro de los que se aferró al puesto. Materializó su segundo tanto de la temporada en una acción en la que el gol no se existía pero su talento lo inventó. Además, chutó otras dos veces.
Siempre ‘pinchado’ a la banda izquierda, ofreció una solución en amplitud al equipo y, a mayores, liberó a Soriano al fijar de manera constante con su posición al lateral. Además, su presencia no se limitó a esperar el balón al pie, sino que atacó los espacios que el Algeciras dejaba al Deportivo. Es decir, fue venenoso, vertical y atrevido. Porque aunque solo le salieron 2 regates, intentó 4. Y lo que se le pide a un futbolista como él es que busque la acción individual cuando la situación es propicia.

Sin embargo, lo que elevó definitivamente la nota de Peke fue su trabajo defensivo. De la Barrera se lo reconoció en rueda de prensa y con razón. Porque en una estructura sin balón que le obligaba a ser el tercer centrocampista del 4-3-1-2, el canario estuvo tremendamente esforzado. A mayores, añadió interpretación. Porque a esa implicación, concretada con 13 duelos defensivos, sumó acierto: ganó 8 de ellos. Una de sus victorias en el uno para uno como defensor la transformó en una recuperación que acabó dando origen al 1-0.
Lucas Pérez
El Lucas Pérez más parecido al del Cádiz. Parecía que iba a partir como falso extremo derecho ante la ausencia de Kuki y la presencia de Svensson. Pero en realidad, ejerció en una doble mediapunta junto a Soriano en fase ofensiva. Así, Lucas Pérez se alejó del área para participar en una construcción colectiva que le acabó acercando al área. Porque esa fluidez para salir de la presión alta del rival y atacar los espacios que concedía generó muchas situaciones de peligro.
Pérez firmó su segundo partido con más pases recibidos (36) y ejecutados (45), solo por detrás de su debut ante Unionistas, en el que él buscaba el esférico y sus compañeros le buscaban a él. Pero esas apariciones constantes para atraer al central y al pivote y liberar un espacio que en muchas ocasiones atacó rompiendo Villares no le impidieron ser protagonista en la finalización.

Remató 2 veces a puerta y ofreció la friolera de 5 pases claves (acabados en remate). 2 de ellos se convirtieron en asistencias a Svensson, que solo tuvo que empujar los caramelos de un Lucas Pérez muy suelto.