El Deportivo mide sus opciones de ascenso directo en el otro gran estadio del Grupo 1. El conjunto deportivista visita el Nuevo Arcángel, donde tratará de dar una vuelta de tuerca a sus resultados a domicilio… a costa de incidir en la racha del Córdoba CF. Porque el conjunto verdiblanco llega al choque de la jornada 34 con la extrema necesidad de reaccionar a base de recuperar al menos algunas de la señas de identidad que le convirtieron en el mejor equipo de los primeros cuatro meses de competición.
La destitución de Germán Crespo, héroe del ascenso y artífice del gran nivel del cuadro cordobés en el primer tramo de la actual temporada, buscaba precisamente eso. En octubre, el técnico había ampliado su contrato hasta el 2026. Pero desde entonces todo ha cambiado demasiado en Córdoba. La caída ha sido tan grande que lo que era una situación de plena confianza en el preparador granadino se convirtió en un cese. Y en lugar de Crespo ha llegado un Manuel Mosquera que, con otro estilo, trata de volver a hacer competir a una plantilla llena de recursos.
Porque sí, el Córdoba CF era y es un equipo muy rico. Pero su gran problema es que se ha dejado el ‘alma’ en algún lado de esta travesía. Colista de la segunda vuelta, con solo una victoria (contra la Cultu, el ‘otro colista’), seis empates y 7 goles a favor en 13 encuentros (el 14º lo tiene pendiente ante el Racing de Ferrol), el equipo califa hace todo con mucho menos convencimiento. O, al menos, lo hacía en la última etapa de Crespo. La producción ofensiva y el acierto ya no eran los del inicio. Y ese equipo muy incómodo en la presión alta pero con capacidad para proteger su área era mucho más endeble.
Un Córdoba CF más directo
Desde su llegada, Mosquera ha tratado de simplificar procesos. En el único precedente del equipo en casa, precisamente ante otro candidato al campeonato como el Alcorcón, el preparador coruñés apostó por un once y un estilo de juego mucho más directo que el habitual con Crespo.
Mosquera apostó por un 4-4-2 con el que juntó en punta de ataque a Willy Ledesma y Antonio Casas, dos delanteros centro de características complementarias, pero referenciales. En las bandas, el técnico apostó por un extremo puro como Cristian Carracedo y un segundo punta como Kike Márquez, al que el Mosquera ya sacó mucho rendimiento en el Extremadura. El ex del Albacete podría aparecer como mediapunta y dejar el carril izquierdo para Simo Bouzaidi, con el que el Córdoba CF ganaría otro elemento más de desborde también en el carril izquierdo.
Ya en el eje de la medular, Diarra y Antonio Caballero han venido mezclando muy bien. El ex del Bilbao Athletic aporta equilibrio y buena salida de balón con su precisión en los primeros pases, pero no estará disponible. Y sin él, el Córdoba pierde a su mejor mediocentro en aspectos defensivos. No sería de extrañar que su lugar lo ocupe Alberto Jiménez, futbolista capaz de actuar de pivote aunque ubicado últimamente como central. El nombre del canario es de infausto recuerdo para el Dépor, pues marcó el gol del empate con el Albacete en la final por el ascenso en Riazor.
Si Jiménez adelantase su puesto para formar doble pivote con Caballero y cerrar un centro del campo compuesto por futbolistas llegados en el movido mercado de invierno del Córdoba, el joven Jorge Moreno podría volver a ocupar uno de los puestos de central junto a José Alonso. En los laterales, Mosquera está siendo conservador, pues Ekaitz Jiménez y José Ruiz son dos laterales menos ofensivos que un José Calderón que vuelve a lista y un Carlos Puga que ha perdido algo el sitio.
Con Carlos Marín sí como indiscutible en la portería, talentos ofensivos como Javi Flores, Miguel De las Cuevas, Armando Shashoua, Marco Camús o Juan Villar podrían esperar en el banquillo de un Córdoba CF que, pese a sus variaciones, seguirá siendo un equipo muy centrado en atacar por fuera para colocar balones al área. Si con eso es suficiente para recuperar parte de su alma o no, ya será otro cantar.