Igual que se dice eso de «entrenador nuevo, victoria segura», no existe una máxima en el deporte que garantice que un volantazo en el banquillo sea sinónimo de éxito. Cuando un club apuesta por la decisión de destituir a su director técnico tiene que ver -o debería ver- muy claro que el rumbo del equipo no es el adecuado. Que todo lo que sea mantener en el cargo a ese técnico será seguir torciendo el rumbo.
El Deportivo tomó el pasado octubre una de esas decisiones tan habituales en el mundo del fútbol como poco agradables. Porque prescindió de Borja Jiménez, un técnico que se quedó a las puertas del ascenso en su primera temporada, tras completar una campaña que el propio presidente de la entidad definió como «sobresaliente». De hecho, pese a las malas sensaciones que transmitía el equipo en las primeras jornadas, Antonio Couceiro ratificó en el puesto al preparador abulense apenas unos días antes de que el consejo de administración acabase decidiendo que lo mejor, en vista del complicado clima que se vivía en Riazor, era buscar un cambio en el banco.
Llegó entonces Óscar Cano, que en poco más de tres meses en el cargo ha logrado al menos enderezar la dinámica y dejar algunos partidos de alto nivel, sobre todo en Riazor. Pero, ¿cuánto ha mejorado el Dépor de Cano al de Borja Jiménez? Vayamos por partes.
Después de una temporada regular marcada por una gran primera vuelta, un evidente bajón en la segunda y un ascenso que se escapó en el último partido en Riazor, Borja Jiménez no había sido capaz de cumplir con la exigencia. 7 partidos de este curso fueron suficientes para acabar con una confianza que estaba mucho más mermada de lo que se decía públicamente. En esa última etapa, correspondiente a este curso, el Dépor alcanzó la séptima jornada con 12 puntos de 21 posibles. Es decir, un 57,1% del total. Un bagaje escaso para un candidato al ascenso, más teniendo en cuenta que la gran mayoría de duelos habían sido contra rivales teóricamente de la zona baja.
El Deportivo de Jiménez era quinto tras empatar ante el Rayo Majadahonda (0-0), aunque ya a 7 puntos del liderato que ostentaban Racing de Ferrol y Linares. El conjunto deportivista no era solvente en casa, ni tampoco a domicilio. Porque en Riazor únicamente se había quedado con 7 puntos de 12 posibles. El San Fernando le había ganado (0-1), el Pontevedra le había igualado (1-1) y Linense y Talavera habían caído, aunque plantando mucha cara.
El Dépor no se imponía con cierta claridad en su hogar. Sus 6 goles a favor y 5 en contra lo decían todo. Y eso provocaba que su victoria en Mérida (0-1) y sus dos empates en Vigo (1-1) y Majadahonda (0-0) se quedasen cortos. Estar invicto a domicilio no era suficiente. Porque aunque lejos de Riazor cerraba la meta -1 gol encajado-, no era capaz de producir -2 marcados-.
El Dépor de Cano se ampara en Riazor
Llegó entonces el cambio en el banco. Y en 10 partidos, Óscar Cano ha logrado arreglar algunas de las cuestiones pendientes del ‘Deportivo 2.0’ de Borja Jiménez. Eso se ha visto reflejado en los números. Porque el actual Dépor marca más y encaja menos. De los 1,14 tantos a favor y los 0,85 en contra de media se ha pasado a promediar 1,40 anotados y 0,7 recibidos. Con el preparador andaluz, el Deportivo ha marcado 14 dianas en 1o encuentros y ha encajado la mitad, 7.
Clave en estos números está siendo la influencia de su gente. Porque el Dépor de Cano se ha amparado en Riazor para crecer como equipo y en la clasificación. Porque es verdad que solo ha ascendido un puesto con respecto a donde lo dejó Borja -de quinto a cuarto-, pero ha reducido su diferencia con el liderato en 3 puntos -de 7 a 3-. Aunque todo fue gracias a sus dos últimos triunfos, con los que recortó 6 puntos en dos semanas.
Este acelerón final, ‘milagro’ en Ceuta incluido, premia de este modo a un equipo que ha evolucionado mucho en casa, donde sí ha empezado a ser solvente. Con Óscar Cano, el Dépor ha hecho 11 de 15 puntos posibles en Riazor. Además de ganar tres partidos, mereció más –o mucho más– en los dos únicos empates que concedió. En casa, el cuadro coruñés ha logrado con su nuevo entrenador el 73,3% de los puntos en juego.
De este modo, el Deportivo de Cano no sabe lo que es perder en A Coruña, aunque sí ha caído dos veces lejos de casa: en Valdebebas, en un partido no del todo malo, y en Badajoz, en un muy mal encuentro. Son, de este modo, 3 victorias y 2 derrotas que colocan al equipo en un buen 60% del total de botín puesto en disputa, ya que ha logrado 9 de 15 puntos. En total, entre casa y fuera, Óscar Cano ha hecho 20 puntos de 30. O, lo que es lo mismo, un 66,67%.
Por lo tanto, más allá de cuestiones de juego, la mejora del Dépor de Cano con respecto al de Borja Jiménez de esta temporada es ya evidente. Porque marca más, encaja menos y tiene un mejor balance tanto en casa como a domicilio.
Un inicio idéntico
Por otro lado, si echamos la vista atrás para comparar el inicio en el banco del Deportivo de Borja Jiménez con el de Óscar Cano se da una curiosa coincidencia: ambos lograron 20 puntos en sus primeros 10 encuentros dirigiendo al Dépor.
En los 10 encuentros iniciales del pasado curso, el bloque herculino firmó un gran arranque al ganar 4 partidos seguidos, perder ante Unionistas y ante el Real Unión, empatar contra la SD Logroñés y el Racing de Santander, ganar entre medias al Sanse y acabar el tramo venciendo al Zamora.
Eran números de líder (empatado con otros tres conjuntos) que ahora Óscar Cano también ha logrado, aunque el Deportivo de Jiménez encajó dos goles menos (5) y marcó uno más (15).