Nueva edición de la columna de Dani Cancela, ex del Depor y coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década. En su serial titulado ‘Desde la (semi) burbuja’, nos cuenta las sensaciones que le dejó el encuentro ante Unionistas y el peculiar cierre de mercado del conjunto blanquiazul:
El cierre del mercado de invierno sepultó el enfado, o la decepción por el resultado del domingo. A veces las estadísticas son tan abrumadoras que marcan el destino. Un partido entre el equipo menos goleado y el que menos goles hace (y que aún encima se presentaba sin dos de sus delanteros) tenía todas las papeletas para terminar sin goles. Hubo mejor juego, mas llegadas, pero sería un error quedarse en la valoración positiva de un partido que deja varias cosas muy claras y no muy buenas.
Hay brotes verdes, sí. Uche, a pesar de sus fallos y su aparente falta de compromiso con el partido, es el que encuentra con más es el que encuentra con más facilidad a los jugadores de ataque, ya sea por conducción o por pase, y Raí, sin hacer nada del otro mundo, sí se parece algo más al enganche que el equipo necesitaba. Derik sustituyó a Mujaid sin que el equipo casi ni lo notara, y Abad se reconcilió un poco con sus pies tras varios partidos muy flojos.
Pero poco más. En los laterales se intuye mejoría; Salva es quizás el jugador con un rendimiento más regular aunque no destaque, y Valín ofreció soluciones una y mil veces demostrando que con partidos puede ser un jugador importante para el equipo. De Keko, lo que ya se sabía: sin ser tan decisivo como esperábamos, si todos los demás estuviesen tan cerca de su nivel como él, el Depor ahora mismo no estaría sufriendo como sufre.
Pero es que es son los buques insignia del equipo los que hacen aguas. Los que deberían marcar la diferencia no sólo no lo hacen sino que ahora mismo lastran el funcionamiento del equipo. Lara lo intenta, pero casi nunca es mejor que su par, y Borges no está siendo el dominador del juego que esperábamos. El ritmo de los partidos le pasa muchas veces por encima y a pesar de que se le vio más cómodo que en otros partidos, su rendimiento está muy por debajo de lo esperado.
La delantera es un caso aparte. Es normalmente en esa posición donde más se nota el salto de categoría. Delanteros que en Segunda B la rompen les cuesta un mundo ver puerta en Segunda A, y lo mismo cuando dan el salto a Primera. Y cabría pensar que en esa posición específica, el salto hacia abajo debería producir el efecto contrario. Pero ni Claudio ni Miku marcan la diferencia. Al contrario, su actuación es sonrojante. Miku a la media hora no podía ni respirar, y las pocas situaciones que generó el Dépor murieron en sus pies. Los delanteros, se caracterizan por tener esa chispa, esa reacción antes que el defensa para leer a donde ir a por el balón, y desgraciadamente Miku no lo tiene. La jugada de centro de Keko del otro día es el ejemplo más claro. Es penalti, es cierto, pero un delantero con esa ventaja y con la posición ganada, no puede permitir al defensa ni acercarse.
Con este panorama y con Rolan y Rui Costa ya de viaje a su nuevo destino, el que más y el que menos esperaba que el último día de mercado fuese productivo para un Dépor que necesita gol. Pero nada más lejos de la realidad. Un par de intentos fallidos y la decisión, a última hora y parece que improvisada, de subir a los dos futbolistas del Fabril que por edad no podían alternar el filial y el primer equipo.
Soy de los que piensa que no es normal, como club, tener en el filial jugadores que no pueden subir. Yo mismo hice una pretemporada con el primer equipo y jugué un año entero en el Fabril siendo mayor de 23, y a pesar de que por supuesto fue una gran experiencia, como política de club no tenía sentido. Y no lo tiene ahora tampoco. Rayco y Villares deberían haber tenido hueco en el equipo desde principio de temporada. Hubiese sido una apuesta valiente y real por la cantera (aunque ninguno de los dos sea realmente producto de Abegondo) que seguro la afición habría respaldado. Hoy, es un parche que lo único que hace es cargar las carencias del equipo sobre los hombros de unos chicos sin a penas experiencia en Segunda B.
Dicho esto, estoy seguro de que van a estar mucho más cerca de su mejor nivel que los que se fueron, y de que sus piernas, su vigor, su ilusión y su calidad van a venir muy bien al equipo. Ojalá el plan B, sin pretenderlo, sea el mejor acierto del año, y que sea el Depor de Gandoy, Adri Castro, Valín o Villares los que nos saquen del atolladero en el que estamos metidos. No hay que exigírselo a ellos, por supuesto, pero qué bonito sería que fuesen los del B los que nos sacasen de la B.