Nueva edición de la columna de Dani Cancela, ex del Depor y coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década. En su serial titulado ‘Desde la (semi) burbuja’, nos cuenta las sensaciones que le dejó el triunfo del Deportivo ante el Tudelano.
Roy es de O Ventorrillo
Footers tiene cosas maravillosas: un tiro de cámara espectacular, un gran contenido para el
descanso, repeticiones que te cortan medio partido y, sobre todo, narradores y comentaristas
que te hacen ameno hasta el mayor de los tostones.
Que el año no iba a ser todo de color de rosa era algo que más o menos todos teníamos en la
cabeza. Y que los partidos lejos de Riazor se iban a parecer poco o nada a los jugados en casa,
también. Lo que creo que no esperaba nadie es que, en la segunda jornada, el Deportivo perdiera
su magia y se volviera a parecer al equipo gris que agonizó el año pasado para alcanzar la
Primera RFEF. Porque el domingo en Tudela, si no fuese porque había muchas caras diferentes y
al equipo lo vestía otra marca de ropa, el partido hubiese pasado perfectamente por cualquiera
de los de la temporada pasada.
Podemos hablar de los condicionantes del partido, del calor, del césped irregular… pero lo cierto
es que es inevitable sentir cierta decepción tras lo visto el domingo. El guion se va repetir muchas
veces esta temporada: equipo que sale a morder, a apretar, a hacer el partido brusco y bronco, a
meterle intensidad a cada acción, a evitar que el Depor se sienta cómodo en el campo… todo
eso se espera, y como se espera, es necesario tener un plan para contrarrestarlo. Y si lo había,
nadie fue capaz de ejecutarlo. Y eso que el partido no se pudo poner mas de cara, con el gol de
Lapeña antes del minuto 10. Otra cosa en la que en dos jornadas el equipo ya supera las
prestaciones del año pasado: las jugadas a balón parado. Si además de los recursos exhibidos
contra el Celta B el Deportivo es poderoso en estrategia, va a ser muy difícil de parar aunque,
como el domingo, no tenga su día.
Pero ni el gol hizo que el equipo se tranquilizase y controlara el partido. La primera vez que dio
tres pases seguidos fue a los diez minutos de la segunda parte, y esa sería la última vez que lo
consiguiese en todo el encuentro. Un bagaje muy pobre para un equipo que aspira a ser
protagonista en sus partidos y a dominar la categoría. Borja repitió once, a excepción de Trilli
(que por lo visto el domingo es imprescindible) pero el resultado no fue el mismo. Juergen estuvo
perdido todo el partido, igual que Villares, y solo Quiles parecía tener la calma suficiente para dar
continuidad al juego en las pocas veces que le llegaba la pelota. El Depor no inició el juego desde
atrás ni una sola vez, y todas los duelos y las segundas jugadas eran para el Tudelano, que poco
a poco fue metiendo al equipo atrás aunque sin generar ocasiones de peligro.
Borja movió el banquillo, rápido en las decisiones un día más. Además de quitar a Jaime (que se
libró de milagro de la expulsión tras una conducción absurda hacia ningún sitio), refrescó el
medio y cambió las bandas. La idea era clara: con Doncel y Victor con piernas frescas,
aprovechar los espacios que se iban a generar con el equipo local volcado. El problema es que el
Depor se olvidó de atacar y se limitó a achicar balones de forma sonrojante.
Es normal que en ciertas fases de un encuentro, sobre todo fuera de casa, el contrario apriete y
haya que pasar minutos de agobio, pero lo que no es lógico es que un equipo como el Deportivo
no tenga ni un solo argumento para cruzar el medio campo del Tudelano ni una vez en los últimos
veinte minutos. Se puede ganar 0-1, se puede ser camaleónico como predicó el entrenador en la
previa y no hay ningún problema, pero se use el estilo que se use, hay que tener personalidad y
capacidad para hacerlo, y hacer sentir al rival que estás cómodo con ese traje también.
Pero el equipo fue un absoluto desorden hasta el final. Ni atacó ni defendió bien. Los cambios no
sumaron, se permitieron centros laterales y llegadas al área y el equipo se abandonó a un único
propósito: no encajar. Y cuando haces eso lo lógico es que acabes encajando. Y hubiese sido así
de no estar Ian en la portería. Reflejos, capacidad de salto… Roy (según los maravillosos
comentaristas de Footers) Mackay en estado puro. El tipo de paradas que te solucionan la vida
cuando está todo perdido. La clase de porteros que te ganan puntos.
Al final, dos partidos, seis de seis y ningún gol en contra. Inicio de competición inmejorable, pero,
a la vez, toque de atención importante para todos, jugadores y afición. Esta liga es muy larga, y
va a haber muchos partidos de este estilo. Aunque parece que este año hay más gente en la
plantilla que sabe de qué va esto, conviene no dormirse. No siempre va a estar el ángel de la
guarda bajo los palos.