El Deportivo salvó tres puntos ante el Salamanca para empezar con buen pie su andadura en la Segunda B, pero no será el encuentro con el conjunto charro uno de los que quede en el imaginario blanquiazul. Al menos no por su brillantez. Porque el conjunto que dirige Fernando Vázquez completó una actuación gris y, probablemente, el técnico tenga mucho que ver en ello.
El de Castrofeito había pregonado durante toda la pretemporada, con palabras y actos, que su intención era la de jugar con dos delanteros. Esa idea se reforzó desde la dirección deportiva, con una confección de la plantilla en la que prescindió de juego interior a cambio de poblar las bandas y el área rival. A las primeras de cambio, Vázquez apostó por un 4-3-3 y por decirle a sus jugadores que la clave del partido estaba en los pasillos interiores. El resultado fue muy mejorable.

No le sobran al Deportivo jugadores capacitados para batir líneas por dentro. Bergantiños y Uche son mediocentros posicionales, Borges brilla más llegando que construyendo y el único que tiene olfato para moverse en el segundo peldaño del juego, como apenas tardó unos minutos en demostrar, es Gandoy. Pero es que además, tanto el nigeriano como el costarricense no están en su mejor momento y darle velocidad al juego así es misión imposible.
Bergantiños nunca encontró al tico ni a Nacho a la espalda de los mediocentros. Lo intentaron todo, cambiaron de perfil, pero todo iba o muy lento o con poco acierto cuando había que acelerar. Esa fue otra de las claves. La ansiedad que hizo parecer la jornada 1 toda una final por el ascenso. Eso también tendrá que dominarlo el Dépor. Hubo actuaciones individuales muy pobres, con innumerables errores no forzados, gestos técnicos impropios y pases excesivamente blandos o excesivamente mal dirigidos. Y eso ante un Salamanca que en ningún momento presionó la salida de balón.
Todavía de pretemporada
Lo que sí es de valorar es que Fernando Vázquez nunca se queda quieto si algo no funciona. A la media hora pasó a un 4-4-2 con Nacho acompañando a Beauvue y en la segunda parte retrasó al argentino al enganche para el 4-2-3-1. El Dépor tuvo poco más que empuje, pero al menos se pareció a lo que el técnico había anunciado en la preparación. Balón a la banda. Balón al área. Así llegaron los dos goles, aunque el segundo ya fuera a la desesperada.

Lo mejor del partido fue la presión tras pérdida y el seguro que apuntan a ser Borja Granero y Mujaid, y también las apariciones de Gandoy y Galán. Más efectivo uno, con más florituras el otro, al menos demostraron que, pese a ser de los más jóvenes, a ellos no les pesa ni el escudo ni la categoría. El Dépor necesita serenarse y el primer paso es fijarse en dos chavales que le dan la importancia justa a la primera jornada de una temporada de Segunda B.