«Somos un equipo que hace muy poquitas faltas. El segundo gol viene de una jugada en la que perdemos el balón arriba y un rival se nos va entre cuatro por no hacer falta». Son palabras de Gaizka Garitano en la rueda de prensa posterior a la derrota del Deportivo ante el Athletic Club (2-1). Aunque en la misma intervención el técnico lamentó reiteradamente que su equipo no sumase pese al buen fútbol desplegado durante buena parte del choque, también señaló un problema colectivo que le está pasando factura de forma reiterada: la falta de agresividad, entendida como la correcta interpretación de los momentos en que conviene frenar los partidos.
Los datos respaldan el diagnóstico del entrenador vasco, responsable de idear el tratamiento. Hasta diez puntos ha dejado escapar el Dépor por encajar goles en los últimos diez minutos, muestra de que a los herculinos les cuesta congelar los encuentros en su tramo más importante y decisivo. Lejos de desesperar a sus adversarios, o al menos de incomodarles, consienten que sus últimos arreones se conviertan en opciones de gol, alimentando sus esperanzas de mover el marcador y obtener alguna recompensa sobre la bocina.
Hay más estadísticas que hablan de un conjunto blando, inexperto en eso que algunos llaman el otro fútbol. Sólo cuatro equipos de la Liga Santander cometen menos faltas que el blanquiazul: Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid y Las Palmas. Indudablemente, todos ellos con demostrada capacidad para amarrar partidos a través de la posesión de la pelota. Los coruñeses son también los terceros que menos tarjetas amarillas han visto, apenas 42, registro que sólo rebajan Real Madrid (40) y Villarreal (38). Por contra, los rivales están lejos de tener piedad con este inocente Deportivo: es el noveno que más faltas recibe de toda la categoría.
Por supuesto, los números en el apartado individual van en la misma línea que los colectivos. Especialmente significativo resulta comprobar quiénes son los futbolistas de la plantilla que más faltas cometen: Florin Andone (56), Pedro Mosquera (25) y Bruno Gama (20) encabezan esa clasificación. Dos atacantes y un centrocampista que no ha disputado ni un solo minuto liguero en lo que va de 2017. Obviamente, la agresividad no sólo tiene que ver con faltas y tarjetas; pero es que el Dépor tampoco tiene muchos representantes entre los jugadores que más balones recuperan en Primera División. Sidnei es el mejor situado, decimoquinto en esa tabla; y el primer mediocentro que aparece es Celso Borges, en el puesto 64º de la general.
Ponerse por delante en el marcador es el primer paso hacia el triunfo, un paso complicado que se atraganta a muchos de los equipos que pelean por la permanencia, acostumbrados a ir a remolque. Pero para el Deportivo el contratiempo es el opuesto: conservar esa ventaja hasta el pitido final en cuanto la consigue. De hecho, en dos de las cuatro victorias que han sumado fueron precisamente los de Gaizka Garitano quienes golpearon en los últimos minutos; en las otras dos llegaron a ese tramo con una tranquilizadora renta de más de un gol.