La pretemporada del Deportivo se detiene hoy en su tercera parada, El Toralín, donde el conjunto coruñés se enfrentará a la Ponferradina. Será una nueva oportunidad para seguir poniendo en práctica las ideas trabajadas durante estas primeras semanas, pero también un buen escenario para que los futbolistas del Dépor traten de convencer a Natxo González de que son merecedores de un rol importante dentro de la plantilla.
Para Borja Valle, que regresa a la localidad berciana, donde nació y donde comenzó a jugar a fútbol, será un partido especial. El atacante deportivista, ausente en los dos primeros partidos amistosos del período estival debido a una fascitis, se reincorporó recientemente a la dinámica del grupo y estará por primera vez a disposición del entrenador vitoriano.
La situación del jugador ponferradino, no obstante, se encuentra un tanto enrarecida tras los últimos acontecimientos. Su origen se remonta al tramo final de la temporada pasada, cuando irrumpió en el once y encadenó varias actuaciones de mérito. En pocas semanas pasó de ser un jugador prácticamente relegado al ostracismo a convertirse en un futbolista llamado a ser importante en el nuevo proyecto del Deportivo. Pero su buen rendimiento también puso en duda su continuidad. Tras finalizar la temporada, el representante del jugador, Fernández Lovelle, explicó a Riazor.org que querían esperar a conocer las nuevas condiciones, tanto deportivas como económicas.
En el plano deportivo, Lovelle se mostró tajante. “No queremos seguir viviendo situaciones en las que Borja Valle apenas tenga minutos”, explicó, en referencia a las escasas oportunidades otorgadas al futbolista berciano a lo largo de la última temporada. A día de hoy, Valle conforma la delantera del club herculino junto a Christian Santos y Quique González. La voluntad de Natxo por instaurar un 4-4-2 facilita que, a priori, los tres puedan disfrutar de minutos con asiduidad, pero ahora mismo existe cierta incertidumbre en torno al futuro del atacante castellano y leonés.
El principal problema estriba en el apartado económico, en el que Valle y el equipo se están encontrando con dificultades para llegar a un entendimiento. Lovelle aseguró que siempre va a primar lo deportivo, pero que lo económico “también es importante”. El jugador, que termina contrato en 2019, quiere firmar una ampliación de contrato que sirva para paliar la reducción de salario ejecutada tras el descenso. El club, por su parte, no está en disposición de revisar ahora el contrato del berciano. El propio Carmelo del Pozo indicó esta semana que desde el club le habían dicho al jugador que “no era el momento de hablar de renovación”, aunque también expresó que espera que siga en el Dépor. Mientras la situación se esclarece, Valle tendrá la oportunidad de reivindicarse allí donde empezó su carrera deportiva.