El central catalán ha recuperado su mejor nivel en A Coruña, donde esta temporada empezó cuestionado pero acabó siendo indiscutible y decisivo.
Es matemático. En todas las familias futbolísticas hay siempre uno o varios jugadores que, por una razón u otra, tienen que hacer más méritos que los demás para ser del agrado de la afición. En el Deportivo, uno de estos casos es Alberto Lopo, que a pesar de ser uno de los indiscutibles tanto para Víctor Fernández como para Víctor Sánchez del Amo, fue muy cuestionado durante toda la temporada 2014/2015.
Lo cierto es que en el deportivismo hay un motivo por el que el futbolista barcelonés no termina de encajar en la totalidad de la hinchada: su salida del club tras el descenso a Segunda División en la campaña 2010/2011. Pero Lopo ha conseguido dejar a un lado las críticas y ha recuperado crédito en el campo.
Regresó entre dudas a Riazor en enero del 2014, tras pasar dos temporadas y media muy difíciles en Getafe. En el Coliseum gozó de una confianza irregular de sus entrenadores y sufrió diversos problemas de espalda que le impidieron tener continuidad. Sin embargo, el mar de A Coruña parece haberle venido bien. Muy bien.
Lopo no tardó en hacerse con un puesto en el once de Fernando Vázquez el pasado curso, en el que jugó 16 partidos y marcó dos tantos muy importantes -inolvidable el de Alcorcón-, convirtiéndose en uno de los hombres clave en la consecución del ascenso.
El verano pasado, el central blanquiazul tuvo que ver cómo llegaron Sidnei y Diakité para reforzar el eje de una zaga en la que Pablo Insua parecía indiscutible. Pero Lopo trabajó y se hizo con el puesto hasta ser un fijo, firmando 30 partidos como titular y siendo uno de los héroes de la permanencia, con dos goles -otra vez- vitales ante el Athletic y el Levante en los últimos tres partidos.
En una entrevista concedida recientemente a La Opinión de A Coruña, Víctor Sánchez del Amo desmintió los rumores que habían apuntado a que este verano el zaguero catalán abandonaría Riazor: «Está encantado en el Deportivo. Va a cumplir su contrato (le queda una temporada) y a luchar por quedarse aquí muchos años».
A sus 35 años, Lopo ha recuperado su mejor versión y parece que tiene cuerda para rato.