La ‘SQL’, la gran amenaza del Deportivo de La Coruña, se ha transformado únicamente en vocal en este tramo final de competición. Porque con tan solo una semana de diferencia, dos duros golpes en el rostro han conducido a Quiles y a Lucas a pasar por el quirófano para arreglarse sendas fracturas en la cara. Ambos futbolistas ya trabajan en el césped con máscara, algo que les ha hecho ser el blanco de las bromas de sus compañeros, que ya les apodan ‘Batman y Robin’.
Pero antes de que el apelativo de los dos protagonistas de la saga de DC apareciese en el vestuario blanquiazul, su archienemigo ya era mentado en el vestuario del Dépor. Porque Mario Soriano adoptó en el entorno futbolístico el apodo de ‘El Joker’. ¿El motivo? Además de la afición que tiene por la saga, su sonrisa prominente a la hora de celebrar sus goles recuerda a la del villano de Gotham. Tal es su identificación que el madrileño lleva tatuado al personaje en su brazo derecho, junto a una imagen de él mismo festejando un tanto para ilustrar el paralelismo.
Con Lucas teniendo muy difícil llegar al encuentro ante el Linares y Alberto Quiles fijándose como objetivo regresar en la última jornada de liga, todo hace indicar que Mario Soriano perderá, por primera vez este curso, a sus dos compañeros habituales en el ataque desde la llegada del de Monelos. El Joker sin queda sin Batman y Robin. Y eso equivale a que el joven de 21 años tenga que asumir todavía más galones en la parcela ofensiva deportivista.
El crecimiento de Mario Soriano es evidente. A pesar de que el pasado curso mostró desde su debut una tremenda personalidad y capacidad para entender el juego, no fue hasta el tramo final de competición cuando se hizo indiscutible para Borja Jiménez. Mario acabó la temporada con 5 tantos, 4 de ellos marcados en los últimos 7 encuentros (incluidos 2 en el playoff) y un protagonismo creciente que le hizo disputar más de 1.850 minutos en su primer año como futbolista profesional, lejos del calor del Atlético de Madrid.
Estaba claro que en él había un diamante. Por eso el Dépor hizo el esfuerzo por quedárselo en propiedad. Un empeño que Soriano replicó rechazando ofertas más suculentas para transformar ese vínculo emocional que había logrado crear con el Deportivo y A Coruña en un lazo también contractual.
Y lo cierto es que casi una temporada después, resulta evidente que el conjunto herculino no se equivocaba con él. Porque Mario Soriano asumió su rol de futbolista importante dentro del plantel. Dio un paso adelante desde el inicio, con un Borja Jiménez que le otorgó las llaves del equipo en forma de un puesto de mediapunta con libertad total.
Luego, por exigencias del guion, esa posición de ’10’ -el mismo número que pidió en esta segunda temporada- fue desapareciendo de los planes del técnico abulense. Óscar Cano tampoco ha sido amigo de jugar con regularidad con mediapunta. Pero da igual: Soriano está por encima de un puesto. En su rendimiento influye el rol que asume y quienes le rodean. Y el Dépor casi siempre le ha dado un contexto adecuado para brillar.
Mario Soriano y su evolución
Tanto es así que el madrileño ha dado un gran paso adelante en casi todos los aspectos. Además, de forma tangible. Así lo reflejan los datos, que demuestran que Soriano es este curso un futbolista que incide en el juego no solo donde ya en ese sector izquierdo cercano al tercio final donde ya lo hacía el pasado curso, sino en posiciones más retrasadas. El canterano del Atleti ha ganando más peso en la construcción sin perderlo en la finalización, como demuestra no solo su mapa de calor, sino el mayor volumen de pases recibidos y, por ende, ejecutados.

A mayores, el ’10’ deportivista regatea más y centra más (y mejor) que la pasada campaña. Aunque su gran salto cualitativo ha llegado en la zona de finalización. Un ejemplo es que promedia casi el doble de asistencias a tiro (pases que acaban en un remate de un compañero). Algo que le permite aumentar también su media de asistencias esperadas (xA), por mucho que su promedio de asistencias sea menor que el del año anterior (para sumar una asistencia el compañero tiene que marcar).
Pero si Mario es más dañino en el pase, también ha ganado muchos enteros en el remate. Soriano promedia en torno a 2 chuts por cada 90 minutos de juego, siempre según Wyscout. El pasado curso acabó en 1,5. Clave para este incremento es su capacidad para intuir no solo las situaciones de remate propicias, sino el momento idóneo para aparecer en ellas. Tanto es así que el canterano del Atleti ha doblado su promedio de goles esperados (xG): de 0,12 a 0,24 por cada 90 minutos en el césped.
¿Dónde está su gran Talón de Aquiles? En el acierto. Porque Soriano acumula menos goles por minuto que la temporada anterior, algo que se debe a que no está logrando materializar su gran volumen de ocasiones. A pesar de registrar una más que notable cifra de 7 tantos, el joven mediapunta podría llevar alguno más de haber estado más atinado.

De hecho, contando única y exclusivamente a los atacantes de segunda línea (mediapuntas o extremos) de la categoría, Soriano es el séptimo con más volumen de oportunidades claras de gol. El deportivista acumula 7,73 goles esperados, según el modelo predictivo de Wyscout. Sin embargo, ha marcado ‘solo’ 7. Una diferencia que no es terrorífica, pero sí refleja la evidente falta de efectividad del ’10’ en muchas acciones.
Caso contrario es el caso de su compañero Alberto Quiles, que ha transformado sus 11,2 xG en 15 dianas, el del próximo rival Fermín López (11 tantos con 8,4 xG) o el de Brais Abelenda, al que se medirá la última jornada en Pasarón (9 tantos con 7,04 goles esperados). Ilyas Chaira (San Fernando), Néstor Albiach (Rayo Majadahonda), Kike Márquez (Córdoba), David Soto (Badajoz) o Raúl Blanco (Celta B) son otros atacantes de segunda línea del Grupo 1 con un buen diferencial en cuanto a pegada.
Sin Alberto al lado y con Lucas probablemente también fuera, ahora todas las miradas recaen en Mario Soriano. El Joker es la gran amenaza blanquiazul. Y aunque deba saltar a escena con la compañía de socios menos habituales, si algo ha quedado claro es que a él no le pesa la responsabilidad a la hora de asumir los galones ofensivos de todo un Deportivo.