El Deportivo hace tantas cosas mal que los errores se han convertido en norma. El conjunto blanquiazul no ha jugado a nada en lo que va de Liga y aún así queda siempre la sensación de que no hace más que regalar partidos. Que sus rivales ni siquiera tienen que ganárselos. Se vence solo. Como en Girona, donde el conjunto local necesitó únicamente dos pases y un balón colgado para hacer tres tantos.
Si en temporadas anteriores se puso de moda decir que al Dépor siempre le marcaban el gol de la jornada, en la presente la inmensa mayoría de los 17 encajados; en nueve partidos, para echarse a temblar, darían para montar un corto trágico sobre los pecados del fútbol. El conjunto que dirige Anquela deambula por los terrenos de juego como si se tratase de la mismísima ‘Santa Compaña’ y lo peor es que no se atisba solución en el horizonte.
Y no se atisba porque el propio Anquela tampoco es que esté poniendo mucho de su parte para remediarlo. Recuperaba para este partido a Nolaskoain y Longo. Por primera vez en la temporada tenía la oportunidad de reforzar el centro del campo y hacer sentir seguro al equipo al tiempo que juntaba piezas cerca de la pelota. Nada más lejos de la realidad. La entrada del vasco supuso la salida de Shibasaki, el último en la larga lista de talentos bajo sospecha, renunciando de antemano a mirarle a la cara al conjunto catalán. «Buscábamos más músculo», dijo el técnico.
Y así se pasó gran parte del encuentro, con la conexión Dani Giménez-Jovanovic como único argumento para salir de la cueva. El plan salió tal y como podía esperarse, con el serbio peleando sin éxito todos los balones largos que enviaba el portero.
La actuación deportivista en Montilivi fue tan fea que la fina capa de maquillaje de la segunda parte no sirve para disimularla. Más por empuje y rabia que por juego, como el gol de Borja Valle o alguna que otra llegada al área. Desordenado, sin plan, en una huida hacia adelante que refleja perfectamente el sentir de unos jugadores cuyos aciertos llegan con tan poca frecuencia que no pasan de ser excepción.