Y llegó. En medio de la lluvia, llegó la calma. Cuatro jornadas después, el Dépor se reencontró con la victoria. Un solitario tanto de Miku, a balón parado, bastó al equipo de Borja Jiménez para derrotar al Sanse (1-0). Repasamos en varios apuntes lo más destacado.
Noel y el cambio de posiciones en el medio
Borja Jiménez introdujo dos cambios con respecto a la jornada anterior: Villares reemplazó a Rafa de Vicente y Noel a Quiles. De ese modo, el delantero de Silleda se estrenó como titular. Además, dentro del 1-4-3-3 del Dépor en fase ofensiva, hubo otra variante: Diego Villares actuó de pivote, con Álex Bergantiños como interior izquierdo y Juergen como interior derecho. Así, este sábado, fueron el capitán y el colombiano -este a pierna cambiada- quienes lateralizaron su posición en salida de balón, para acercarse a centrales.
En fase defensiva, el Dépor volvió a ordenarse en un 1-4-4-2, con Noel situándose al lado de Miku y con Juergen compensándolo en la banda derecha.
Un Dépor a dos bandas
El lateral derecho ha pasado del debate, de no tener candidatos, a poder elegir entre dos; por el nivel de Víctor García. Como ya sucediera ante Real Unión y SD Logroñés, el Dépor volvió a ser imprevisible en su juego, especialmente en el primer tiempo. ¿Por qué? Porque pudo cargarlo por las dos bandas, no incidió solo en una. En la izquierda, la sociedad William de Camargo-Héctor Hernández se mostró muy incisiva; con el brasileño encarando y driblando, y con el pucelano llegando desde atrás. En la derecha, Víctor, que no ha parado de crecer con el paso de las jornadas, volvió a aportar profundidad. Sus incursiones en ataque no son solo cuestión de potencia y verticalidad; cuando llega, genera peligro.
La capacidad para crear ocasiones
Y precisamente esa es otra de las señas de identidad de este Dépor en ataque, la cantidad de ocasiones que es capaz de crear por partido. Ante el Sanse, en el primer tiempo tuvo varias situaciones de gol: con Miku de cabeza, con Juergen en una acción personal, con Víctor García en un disparo cruzado que se marchó lamiendo el palo… Cambiaba el rematador, pero en casi todas intervenía el colombiano, que luego asistió a Miku (36′).
Aunque el segundo tiempo no fue tan productivo en ninguna de las dos áreas, Quiles dispuso de otra oportunidad en el 90’ tras una gran acción del venezolano. Lo bueno de reencontrarse con el triunfo, lo bueno de sumar de 3, es que sirve para recuperar la confianza y no desviarse del camino.
El Sanse no pudo correr ni apenas rematar
El Sanse se marchó de A Coruña con un único disparo, y muy lejano, entre los tres palos. ¿Por qué? Por el buen balance defensivo del Dépor. No sorprende que, con Lapeña y Jaime Sánchez sobre el campo, el equipo coruñés se impusiese en casi todas las disputas aéreas que hubo en su área, que apenas concediese remates. Pero además, lejos de ella, también se mostró muy fiable. ¿Cómo? Presionando tras pérdida para evitar las transiciones del Sanse y replegando rápido. El equipo de Marcos Jiménez tiene ahí una de sus fortalezas, y el Deportivo, muy solidario, supo minimizarla.
Esto no varió en los últimos minutos. La gestión, con marcador a favor, fue mucho mejor que ante la SD Logroñés. El Dépor defendió más lejos de su portería, no le quemó el balón y solo concedió un remate en ese tramo final -el de Fer Ruiz en el córner-. Aunque tenía un único gol de ventaja, el equipo de Borja Jiménez no sufrió.
Diego Villares, de aquel extremo izquierdo a este pivote
Villares actuó en una posición que, este curso, solo había ocupado durante algunos minutos contra Unionistas. Lateral derecho, mediocentro -único u en doble pivote-, interior, extremo derecho… Borja Jiménez sabe que tiene en el ’22’ a un hombre polivalente, y lo exprime al máximo. Desde la temporada pasada, ya cuando estaba en el Fabril, Diego ha sufrido una metamorfosis. En buena medida, porque entiende el juego, pero también porque a nivel físico es muy poderoso en los duelos, muy difícil de superar.
Cuando los ojeadores del Deportivo pusieron sus ojos en él, Villares jugaba como extremo izquierdo -o mediapunta- en el Racing Villalbés; asistía y finalizaba. Tres años más tarde, su función ha cambiado, se ha convertido en un futbolista muy completo que sobresale sin balón. Si en el primer tiempo contra el Sanse llevó la batuta junto a Elitim, durante los 90’ fue fundamental su trabajo defensivo. Capacidad de adaptación.