El ‘caso Fuenlabrada’ sigue siendo un quebradero de cabeza para el Deportivo. Mientras el club coruñés sigue trabajando en los recursos que tiene abiertos ante la manifiesta adulteración de la competición, los plazos actuales exigen tomar una serie de decisiones cuando el futuro sigue estando en el aire. Pase lo que pase, la dirección deportiva sigue trabajando en la elaboración de una plantilla competitiva.
Todo hace indicar que la decisión sobre una posible Liga de 24 equipos irá para largo, con lo que como han explicado desde Coruña Deportiva, la resolución podría llegar hasta a la segunda quincena de septiembre. Esto repercute de forma directa sobre la confección de la plantilla. Richard Barral, director deportivo, necesita rehacer un proyecto que heredó en el pasado mes de enero de las manos de Carmelo del Pozo. Y la idea es hacerlo como equipo de Segunda División.
Cabe recordar que hay varios futbolistas que terminan contrato, otros a los que no se podría mantener en caso de descenso, y algunas cesiones que están pendientes de saber en qué categoría jugará el Deportivo para el año. Ejemplo de ello es la de Sabin Merino, que tendría que regresar al Leganés en caso de descenso a Segunda B. Lógicamente, los jugadores también quieren conocer su futuro y si serán libres para negociar con otros equipos.
En estos momentos, el Fuenlabrada cuenta con diez días hábiles para alegar la propuesta del instructor de descenso. El Comité de Competición no puede tomar una decisión hasta que esto suceda. Todavía son muchos los pasos que queden para una resolución definitiva, pudiendo terminar en la justicia ordinaria. Por delante quedan muchas semanas para saber qué pasará con el equipo presidido por Jonathan Praena y con el propio Deportivo.
Por otro lado, el plazo para jugar en Segunda B finaliza este mismo lunes 17 de agosto. El Deportivo está negociando una prórroga con la Federación ante el panorama incierto del club herculino. En función de esta respuesta, desde el club decidirán si se inscriben o no. El ‘caso Fuenlabrada’ ha dejado a los coruñeses como uno de los máximos perjudicados, hasta el punto de no poder organizar su futuro más cercano.