Renato Cesarini fue un jugador italiano que formó parte de la primera gran Juventus de la historia. Sin embargo, su figura no ha trascendido por ser pieza importante en aquella escuadra, sino por su habilidad por marcar goles trascendentales en los últimos minutos de los partidos.
En el balompié hay pocos momentos que generen más material para un relato epopéyico que un gol casi sobre el pitido final. Y si en Italia nació ese «sei bella come un gol al 90», también del país transalpino tenía que surgir un término para encorsetar ese momento. El don especial de Cesarini dio al periodista Eugenio Danese la coartada perfecta para el bautismo.
Así, ya desde los años 40, la Zona Cesarini se ha extendido a nivel mundial como la fórmula léxica para definir ese tramo final de los encuentros en los que un gol, con marcador apretado, cambia el sino de un partido, de una semana e incluso puede que de una temporada. Y sino, que le pregunten al Real Madrid Castilla. Porque la Zona Cesarini se ha convertido en la psicosis del filial merengue.
Desde mediados de enero, el Castilla ha perdido la friolera de 10 puntos en el período de tiempo que encaja en la Zona Cesarini. Porque el bloque dirigido por Raúl González Blanco, que ganó su última liga con el Real Madrid precisamente gracias a la capacidad de su equipo para encontrar el acierto definitivo en el epílogo de los encuentros, ha dejado escapar cuatro victorias que tenía hechas. De 12 unidades a solo 2. Algo que, en una situación hipotética, le habría llevado a verse con 58 puntos a estas alturas, en vez de los ‘solo’ 48 que maneja ahora.
Dos derrotas en sus últimos dos partidos, y dos empates frente a rivales de la zona baja son el bagaje de un Castilla que ha visto cómo la Zona Cesarini le ha arrancado de cuajo toda la solidez que había ido construyendo durante el curso. Porque el segundo equipo del Madrid parecía de todo menos un filial con esa racha de 18 encuentros sin perder.
El trauma del Real Madrid Castilla empieza en Ceuta
Dentro de esos 18 encuentros sin perder se engloba el que el Real Madrid Castilla disputó en Ceuta. El 15 de enero el cuadro blanco selló un empate, sí. Pero que le supo a derrota. El filial venía de remontar un 0-1 del Algeciras con un 2-1 final transformado por Dotor en el minuto 89. Pero el Ceuta le devolvió la moneda una semana después.
El Castilla se adelantó en el Murube en la primera parte de nuevo con dos tantos de Dotor. Y mantuvo el 0-2 hasta el minuto 75. Entonces, Rodri Ríos recortó diferencias. Y ya en el añadido, en plena Zona Cesarini, Danese le arrebató en un balón parado dos puntos con los que los madridistas ya contaban (2-2).
Había sido un resbalón. Algo que puede pasar en el fútbol y más a un conjunto tan joven. La cosa se podía haber quedado en una mera anécdota, pero en su siguiente salida, se volvió a repetir. En Pasarón, el Real Madrid Castilla dejó con vida al Pontevedra tras adelantarse en el marcador con un gol de Peter y perdonar Iker Bravo un mano a mano.
El cuadro granate fue creciendo en el segundo tiempo. Y tras fallar muchas ocasiones, encontró el empate con un cabezazo de Charles en el 90. Y suerte para el conjunto merengue que la igualada se dio con tan poco tiempo por delante, porque el equipo pontevedrés incluso amagó con remontar del todo el choque (1-1).
Había sido un enero funesto a domicilio para el Castilla. Pero parecía que la cosa se quedaba ahí. Sobre todo tras pasar por el Arcángel y amarrar un triunfo que cimentó, de nuevo, en los primeros minutos. En un campo con un ambiente en contra tremendo, el Madrid clavaba una pica (1-2) frente al Córdoba y mostraba, de nuevo, signos de una insólita madurez.
San Fernando y Majadahonda, dos seguidas
Pero la psicosis regresó tan solo dos semanas después. En un arranque fulgurante del segundo tiempo, el bloque merengue se ponía 0-2 en San Fernando. De nuevo, todo parecía casi sentenciado. Y más cuando en el minuto 78 el marcador seguía igual. Pero entonces, la tormenta perfecta caló al Castilla hasta los huesos.
David Ramos recortó en el 79 con un golazo y Lanchi empató el choque un minuto después con otro. Con 2-2 todo pudo pasar. Pero el cuadro gaditano se llevó el gato al agua con un penalti transformado por Biabiany en el 85. De tres puntos, a cero (3-2).
Era un drama para el Castilla, que perdía el liderato. Pero la cosa no se iba a quedar ahí. Porque una semana después, hace tan solo cinco días, el equipo de Raúl sufrió un dejà vú. Un tanto de Noel López –el primero con el escudo del Madrid– le daba al filial el triunfo ante el Rayo Majadahonda. Pero David Rodríguez en el 88 y Zozulya en el minuto 94 volteaban por completo el marcador y asestaban una nueva puñalada a mente del vestuario merengue (1-2). Esta vez no era a domicilio, como las anteriores, sino en Valdebebas.
Fue el último drama que vivió el Real Madrid Castilla para acrecentar una psicosis reciente, que se quedó en amago en la primera jornada, cuando la Balona Linense le arrebató los primeros tres puntos de la temporada con un gol de córner en el 92 (2-2 final). Una psicosis ahora real que sucede cada vez que pisa la Zona Cesarini y que deberá manejar en Riazor, si no quiere ver cómo el Deportivo se le escapa todavía más cuando hace solo una semana iba por detrás en la clasificación.