Seguramente no sería lo que tenía pensado Richard Barral cuando se cerró la ventaja de fichajes del pasado mes de agosto, pero el Deportivo está obligado a acudir al mercado de invierno una temporada más. La mala marcha del equipo en La Liga, con un cambio de técnico ya de por medio, deja al descubierto deficiencias en la confección de la plantilla que la dirección deportiva tendrá que solucionar a la carrera en las próximas semanas.
Y cuando se habla de refuerzos en el Dépor, la primera demarcación que salta a la palestra es la de portero. Precisamente la última en cerrarse allá por agosto, cuando la llegada de Pantilimon cubría la inoportuna lesión de Rubén. Ni el rumano, ni Tyton, ni la fugaz presencia de Francis aportaron garantías bajo palos. Tampoco el de Coristanco ha conseguido despejar del todo las dudas, alternando actuaciones brillantes como las del Camp Nou, con fallos como el del segundo gol ante el Sevilla.
El club tendrá que sortear diferentes problemas a la hora de acometer el fichaje de un guardameta. Principalmente, encontrar a un candidato de garantías a mitad de temporada y por un precio asequible. Pero también necesita buscar salida a alguno de los que ya están en plantilla. Acabar otra temporada con cuatro porteros profesionales, además de un esperpento, dificultaría cuadrar los números del tope salarial. Pantilimon, cedido hasta final de curso, y Tyton, con año y medio de contrato por delante, son los candidatos a dejar hueco para una posible incorporación.

Las carencias defensivas del equipo son claras y, aunque últimamente tampoco ha carburado en ataque, parece claro que los esfuerzos se centrarán en apuntalar la retaguardia. La marcha de Arribas deja vacante una plaza en el eje de la zaga, donde el único que ha dado muestras de seguridad es Sidnei, aunque con lagunas como la del derbi.
De la mano de un defensa, y siempre teniendo en cuenta que Barral y su equipo tendrán que ajustar al máximo los recursos económicos, es posible que se intente fichar a otro mediocentro. Un recuperador, un perfil diferente a todo lo que hay en la plantilla. El problema, como en el caso de la portería, es el excedente en esta posición. No sólo por cantidad, ya que Mosquera, Valverde, Borges y Guilherme son, además, cuatro futbolistas con un peso importante en la masa salarial blanquiazul.

El club necesita encontrar acomodo para los menos habituales
Antes de siquiera ver el rendimiento del equipo en estos meses, uno de los debes de la dirección deportiva durante el verano fue cerrar el mercado con una plantilla demasiado amplia. Pepe Mel insistió en la necesidad de tener un máximo de 23 jugadores, pero tuvo que quedarse con las 25 fichas profesionales. La otra prioridad del Dépor en enero será buscarle a los menos habituales el acomodo que no encontró entonces.
El primer señalado es Saúl. El lateral cántabro ya tuvo pie y medio fuera del equipo en verano, pero su fichaje por el Brescia se frustró en el último momento. Casi inédito en lo que va de campaña, su única aparición fue en la vuelta de la eliminatoria de Copa contra Las Palmas.
Pero con él hay otros que podrían despedirse, bien de forma definitiva o con una cesión que le permita seguir teniendo minutos. Bruno Gama ha ido perdiendo peso hasta desaparecer incluso de las convocatorias y Borja Valle no acaba contar con la confianza de los entrenadores. Más complicado, aunque tampoco descartable, sería un préstamo de Gerard Valentín, pero en su caso sólo se contemplaría si el club tuviera a tiro a un lateral de un perfil más defensivo.
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