Un filial debería parecerse a su ‘hermano mayor’. Y en el caso del Bilbao Athletic, la sentencia se cumple. Siguiendo el modelo totalmente establecido en Lezama y al que Marcelino se ha adherido en el primer equipo, el segundo equipo rojiblanco es un similar al que lideran Williams, Muniain o Iñigo Martínez. Los ‘cachorros’ conforman un bloque muy presionante, vertical y con capacidad para llegar por bandas, aunque con problemas para encontrar el gol.
Llega el Bilbao Athletic al duelo ante el Deportivo tras una semana de descanso y todavía con el buen sabor de boca del sufrido triunfo ante el Tudelano. 1-0 venció el equipo rojiblanco a un rival de descenso. Un resultado que sirvió para olvidar la dolorosa derrota ante el Talavera (4-0). Aquel encuentro en El Prado fue el gran borrón de un conjunto que en lo que va de segunda vuelta ya ha conseguido sumar más puntos (19) que en toda la primera parte del curso (17).
Una de las claves de su mejoría ha sido el ‘ascenso’ del técnico Patxi Salinas desde el Basconia (tercer equipo). El exjugador de Athletic y Celta, que entrenó entre otros al Rápido de Bouzas, ha logrado dotar de una mayor regularidad a un conjunto que ha perdido ‘definitivamente’ a dos de sus estrellas: Julen Aguirrezabala y Nico Serrano. El portero y el extremo, presentes en Riazor, no salen ya de la dinámica del primer equipo. Pero son los únicos ‘cachorros’ con los que está contando periódicamente Marcelino.
Por lo tanto, Salinas podrá tener a su disposición a ‘imprescindibles’ como los defensas Mikel Cortazar, Álvaro Núñez y Aitor Paredes o el delantero Juan Artola, máximo goleador (5) de un equipo poco anotador. Diarra y Beñat Prados, el doble pivote titular en A Coruña, podría no aparecer en Lezama. Y es que el primero ha perdido el puesto y el segundo no disputó los últimos encuentros por un pinchazo muscular. De reaparecer, el conjunto bilbaíno dará un salto cualitativo al poder contar con una de las grandes perlas de la cantera.
Es el Bilbao Athletic de Patxi Salinas un equipo que varía mucho su once. Pero el técnico ha apostado últimamente por una estructura de 4-1-4-1, dejando ya atrás el 4-4-2 con el que De la Sota se presentó en Riazor. Firmó aquel día en A Coruña un encuentro muy sólido un filial trabajador. Y es que aunque no destaca a nivel defensivo, varias goleadas le hacen empeorar sus números. De no ser por los ocho goles que, por ejemplo, recibió entre los encuentros contra el Celta B y el Talavera -ya con Salinas-, el cuadro vasco no se situaría en los 1,14 goles en contra por encuentro. Se acercaría más bien a los 1,03 goles esperados concedidos (calculados en función de la claridad de las ocasiones permitidas). Un dato decente.
Así, pese a que su talento defensivo no es elevado (‘solo’ gana un 61,5 de los duelos en fase de no disposición del balón), su fortaleza como colectivo suple esas carencias. Clave para ello es la agresividad con la que se emplea sin pelota. Y es que tan solo el Talavera del ya destituido Víctor Cea tiene un PPDA más bajo. El Bilbao Athletic permite al rival tan solo 8,17 pases por acción defensiva en su campo. Es decir, acosa más que temporiza.
Poca producción
Esa predisposición a ser proactivo sin pelota la tiene también con ella. El Bilbao Athletic pretende ser vertical. Es uno de los equipos que más pases acumula por cada 90 minutos (399), pero sobre todo que más pasa en largo (51,37). No tienen problema los de Salinas en jugar directo. Y, de hecho, son capaces de encontrar envíos profundos. Así lo demuestran los 5,6 pases a los 20 metros más cercanos a la portería rival que intentan de media. También los 15,6 centros que promedian.
Pese a ello, el conjunto athleticzale no genera demasiado. Un dato que explica, en parte, su situación en la tabla: sexto por la cola a cuatro puntos del descenso. Los rojiblancos generan ocasiones por debajo de la media del Grupo 1 (9,91 chuts por 90 minutos). Pero es que además, no son demasiado claras. Y es que tan solo acumulan 1,12 goles esperados (xG) por partido. La métrica no sería mala si el equipo tuviese un buen volumen de conversión. Pero sucede todo lo contrario, ya que al Bilbao Athletic le cuesta marcar: solo hace 0,96 goles por encuentro. O, lo que es lo mismo, 27 dianas en 29 partidos.
Pese a todo ello, el filial llega al choque como el tercer mejor equipo de los últimos dos meses (5 triunfos, un empate en Majadahonda y una derrota en Talavera). No es, ni de lejos, un equipo ideal sobre el que cimentar la reacción deportivista.